Una plantación con universitarios en la Reserva Forestal Thomas van der Hammen

17 estudiantes de la Fundación de Educación Superior San José plantaron más de 200 árboles nativos en el predio Las Mercedes, una zona donde el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) adelanta un proceso de rehabilitación ecológica desde hace 11 años. Nueva crónica de #BogotáReverdece.
Hace un par de meses, Óscar Camilo Suárez, un licenciado en educación física y deportes que trabaja en la Fundación de Educación Superior San José, empezó a buscar actividades ambientales para sus estudiantes.
Luego de navegar durante días por el ciberespacio, el docente encontró en la página del Jardín Botánico de Bogotá (JBB) una jornada ideal: la plantación de árboles en la Reserva Forestal Thomas van der Hammen, área de protección ambiental de las localidades de Suba y Usaquén.
“Los estudiantes de la fundación deben realizar varias horas de trabajo con el área de deportes en bienestar estudiantil para cumplir con sus créditos, las cuales giran en torno a actividades como la reforestación y la restauración ecológica”.
Los profesionales del JBB le informaron que debía seleccionar máximo 30 estudiantes y que la actividad duraría cinco horas. “Hice la convocatoria y 17 jóvenes decidieron participar porque querían tener un contacto directo con la naturaleza”.
La plantación se realizaría la mañana del sábado 9 de julio en el predio Las Mercedes, una zona de 27,2 hectáreas donde el Jardín Botánico viene adelantando un proceso de rehabilitación ecológica desde hace más de una década.
“Varias de las clases de los estudiantes son virtuales, por lo cual estaban muy entusiasmados con realizar una actividad al aire libre y en un espacio de suma importancia ecológica para Bogotá, como lo es la Reserva Forestal Thomas van der Hammen”, aseguró el docente.
Primera plantación
A las ocho de la mañana, los 17 estudiantes de la Fundación de Educación Superior San José, una universidad privada fundada hace 38 años, fueron llegando a una de las esquinas de la clínica Juan N. Corpas para participar en la plantación.
Allí los esperaba Diana Marentes, profesional social de la Subdirección Técnica Operativa del JBB que les mostró el camino que los llevaría al predio Las Mercedes, una calle despavimentada y llena de barro por las constantes lluvias de los últimos días.
Los estudiantes estaban preparados para caminar por terrenos con fango y agua: todos vestían ropa cómoda y algunos tenían botas de caucho y chaquetas impermeables. Otros llevaron mudas por si el clima se tornaba lluvioso.
Al ingresar al predio, Marentes los organizó en círculo para que se presentaran. Los futuros plantadores venían de Ciudad Bolívar, Kennedy, Suba, Barrios Unidos, Engativá, Usme, Bosa, Usaquén, Chía y Cota.
Las carreras que estudian estos jóvenes tienen a los números, fórmulas y ecuaciones como protagonistas: ingenierías de sistemas e industrial, administración de empresas, contaduría pública y diseño industrial.
“Nunca hemos plantado árboles y por eso estamos muy curiosos”, aseguraron los estudiantes. “Decidimos participar en esta jornada para salir de nuestras rutinas, tener contacto con la naturaleza y despejar nuestras mentes de tanto número y estrés”.
Antes de llevarlos al sitio de la plantación, la profesional del JBB les preguntó si habían escuchado antes sobre esta reserva, un área protegida de 1.395 hectáreas que lleva el nombre del geólogo Thomas van der Hammen, quien estudió la zona durante años.
“Hemos escuchado que han intentado construir en esta reserva forestal y que hay muchos intereses políticos en la zona. También sabemos que cuenta con varias especies de aves y árboles representativos de la sabana de Bogotá”, dijeron algunos de los jóvenes.
Zona estratégica
Marentes, graduada como trabajadora social, hizo un breve recuento sobre la historia de la reserva forestal, el predio Las Mercedes y las diferentes actividades ambientales que el JBB ha realizado durante los últimos años.
“La Thomas van der Hammen es una reserva forestal productora, es decir que no es una zona restringida solo a la protección ambiental sino que se permiten ciertas actividades establecidas en un plan de manejo”.
Según la profesional, esta zona del norte capitalino es de suma importancia ambiental al estar rodeada por ecosistemas estratégicos como el humedal La Conejera y el bosque relictual Las Mercedes.
“Este bosque fue declarado como Santuario de Flora y Fauna y es uno de los últimos relictos de bosque de sabana no inundable de la zona, un ecosistema que fue desapareciendo con la llegada de las grandes haciendas”.
El predio Las Mercedes hace parte de esta amplia reserva y es administrado por el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). Desde 2011, el Jardín Botánico tiene un comodato para realizar actividades de investigación, recuperación ecológica y educación ambiental.
“Llevamos 11 años realizando investigaciones en este predio para proteger las cuencas hídricas y consolidar una conectividad ecológica con demás elementos del ecosistema, como el humedal La Conejera y el bosque de Las Mercedes”.
Más de 40.000 árboles y arbustos de 60 especies han sido plantados por el JBB en el predio Las Mercedes, un trabajo en el que participan las comunidades. “El objetivo es consolidar un bosque en la zona que se conecte con los demás ecosistemas y que a futuro funcione como un centro de pensamiento ambiental”.
¡A plantar!
Luego de la charla informativa, los 17 estudiantes universitarios caminaron durante 15 minutos por el predio de Las Mercedes hasta llegar a la zona de la plantación, ubicada en el polígono número cuatro.
Siete operarios del JBB realizaban actividades como el ahoyado y el transporte de los árboles y la tierra con cascarilla de arroz. Jesús Larrota, quien lleva más de una década trabajando en Las Mercedes, reunió al grupo para dar las instrucciones de la plantación.
“Hoy tenemos más de 200 árboles listos para plantar, los cuales vienen del vivero del JBB. Todo este material vegetal es nativo de la zona, de especies como fucsia, chocho, nogal, corono, cedro nogal, duraznillo, aliso, arrayán, cajeto y chicalá”.
La primera actividad que Jesús les enseñó a los estudiantes fue presentar el árbol, es decir meterlo en el hoyo aún con la bolsa plástica negra para ver si el tamaño del hueco es el adecuado para plantarlo.
“Estos huecos tienen en promedio una profundidad de 40 centímetros, pero como los árboles son de diferentes tamaños, primero debemos medirlos. Si se sale del hoyo nos toca sacar más tierra”, informó el operario.
Con la medida exacta, el paso a seguir fue retirar la bolsa plástica e introducir el árbol en su nuevo hogar. “Vamos a llenar el hueco con el sustrato hasta que quede totalmente plano. Por último debemos aplanar la zona con nuestros pies y vamos a ponerle un tutor de madera al árbol para que crezca derecho”.
Jesús y los demás operarios les dieron varias palas a los estudiantes para que plantaran, aunque la mayoría prefirió untarse las manos con la tierra fértil. En promedio, cada ciudadano plantó 15 árboles en el predio Las Mercedes.
Camila Rubiano, estudiante de ingeniería industrial, quedó muy satisfecha al plantar 10 árboles nativos en la zona. “Jamás había plantado y por eso acepté inmediatamente la propuesta que nos hizo el profesor Óscar. Quería conectarme con la naturaleza y salir de la rutina del estudio y el día a día en la ciudad”.
Esta joven de 23 años aseguró que la jornada ambiental le permitió conocer que la plantación de un árbol es una técnica de mucho detalle. “Yo pensaba que solo era abrir un hueco y meter el árbol. El trabajo que hacen los operarios del JBB es muy difícil y ahora los admiro mucho más; quiero repetir esta experiencia”.
Lina Bedoya, que estudia administración de empresas e ingeniería de sistemas, no lo pensó dos veces para participar en la convocatoria que hizo la universidad para plantar árboles con el Jardín Botánico.
“Mi vida es muy citadina y rutinaria porque trabajo y estudio de una manera virtual. Plantar árboles es una actividad muy relajante que nos permite desconectarnos del ritmo caótico de la ciudad y aportar con el cuidado del ambiente”.
El docente de educación física quedó muy satisfecho con el trabajo de sus estudiantes en el predio Las Mercedes. “Ninguno se quejó y la dieron toda para plantar los árboles. Cuando nos dijeron que sumamos más de 200 individuos en la zona quedé muy contento y espero invitar a otros estudiantes de la universidad”.
Los estudiantes le aseguraron a Suárez que al untarse con la tierra y plantar cada uno de los árboles, las energías negativas y preocupaciones se fueron desvaneciendo. “La naturaleza tiene poderes que nos permiten renovar nuestras energías y ser mejores personas”.
Conociendo la biodiversidad
La actividad ambiental de estos estudiantes no terminó con la plantación de los árboles nativos. Luego de descansar unos minutos y recargar energías al comer algunas meriendas, Marentes los llevó a recorrer varias zonas del predio Las Mercedes.
Unos círculos amplios y con algunas plantas de jardines llamaron la atención de los expedicionarios. “Se trata de cinco jardines biodiversos que hemos creado en el predio, los cuales atraen a los polinizadores”, dijo la profesional del JBB.
La segunda parada fue en inmediaciones del bosque Las Mercedes, donde un antiguo cedro resaltaba en el paisaje por su gran porte. “No es muy común encontrar un árbol de este tamaño en Bogotá. La comunidad lo llama el cedro abuelo y aseguran que tiene más de 200 años”.
Los estudiantes fotografiaron al abuelo arbóreo y algunos abrazaron su amplio tronco para llenarse de energías positivas. Luego empezaron a preguntar por varias perchas de madera que están distribuidas en varias zonas del predio.
“Desde 2021 hemos instalado 54 perchas artificiales en la zona para las aves, estructuras que contribuyen a la dispersión de semillas y la propagación vegetal; además, les proporcionan puntos de vista estables a las aves rapaces para que aumenten el éxito de la caza”.
Marentes sacó de su morral varias fotografías de las aves que han sido registradas en la zona, como alcaravanes, carpinteros, colibríes, cucaracheros, garzas, tinguas, búhos, águilas, gavilanes, tinguas y golondrinas.
“La mayoría de ciudadanos ignoran que Bogotá es una ciudad con mucha biodiversidad. Diana también nos informó que en este predio hay una población grande de curies y nos mostró los caminos que estos roedores abren en medio de la vegetación”, dijeron los estudiantes.
Una de las paradas que más les llamó la atención a los jóvenes universitarios fue el bosque de la paz y la reconciliación, una zona donde se han plantado más de 30 cedros como homenaje a las víctimas del conflicto armado.
“Los senderos de este bosque tienen la forma del mapa de Colombia. Estos árboles fueron plantados por las familias de unas personas que perdieron su vida por la violencia en el departamento del Caquetá”, aseguró Marentes.
El recorrido por el predio Las Mercedes terminó en inmediaciones del humedal La Conejera, un ecosistema que está catalogado como el más biodiverso de la capital del país. “Es uno de los sitios donde más hemos hecho registros de fauna en el predio”.
Al finalizar la jornada, los estudiantes se comprometieron con volver a la zona para ayudar con el mantenimiento de los árboles que plantaron. “Apadrinamos estos árboles y queremos que crezcan bien hermosos para que consoliden un bosque”.