¡Un regalo verde para la Universidad Nacional!

¡Un regalo verde para la Universidad Nacional!

76 árboles y arbustos de especies como cedro, siete cueros, roble y pino romerón, reverdecieron cuatro zonas del campus de la Universidad Nacional de Colombia.

Cerca de 100 estudiantes y docentes participaron en las dos jornadas de plantación realizadas en el marco de la Semana Universitaria. El centro comercial Gran Estación donó la tierra abonada.

Esta actividad fue liderada por el Jardín Botánico de Bogotá y la Oficina de Gestión Ambiental de la universidad. Nueva crónica #BogotáReverdece.

Si la vida de María del Rosario Laverde fuera una novela, sin lugar a dudas la Universidad Nacional de Colombia, un ícono de la localidad de Teusaquillo fundado en septiembre de 1867, ocuparía varias páginas.

Hugo Laverde, su papá, fue profesor de biología de este plantel educativo y un reconocido médico, investigador y genetista. Por eso, varios de los recuerdos de sus niñez están aferrados al campus más grande del país.

El verde de los árboles de gran porte de la Universidad Nacional la inspiraron a escribir varios poemas y cuentos, un talento que nutría con los miles de libros que el reconocido docente tenía en su biblioteca.

¡Un regalo verde para la Universidad Nacional!
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La misteriosa muerte de su padre mientras adelantaba una investigación en el Vichada, le destrozó el alma y se aferró a todo su ser. Sin embargo, María del Rosario quiso seguir los pasos de su progenitor en la universidad donde dejó huella.

Estudió literatura y con el paso de los años se convirtió en una reconocida poeta y escritora. Varias de sus obras tienen como protagonista a su padre en medio de las reminiscencias de su pasado en una de las mejores universidades del país.

Matías, su único hijo, también repitió la historia de su abuelo y madre en el campus de 121,4 hectáreas. Se graduó como historiador y ahora estudia una maestría. “La Nacional hace parte de la historia de mi familia; actualmente trabajo como coordinadora del centro editorial”.

Hace unas semanas, María del Rosario se enteró que la Oficina de Gestión Ambiental y el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) estaban invitando a la comunidad estudiantil a participar en dos jornadas de plantación que se realizarían en el marco de la Semana Universitaria.

“Siempre he querido plantar un árbol, pero por cuestiones de tiempo sabía que no iba a poder asistir. Sin embargo, como sentía curiosidad por saber cómo es la técnica de una plantación, tomé la decisión de pasar un momento”.

¡Un regalo verde para la Universidad Nacional!
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Reverdece un pulmón de Teusaquillo

El 19 y 20 de septiembre fueron las fechas escogidas por el Jardín Botánico y la Oficina de Gestión Ambiental para reverdecer aún más la Universidad Nacional, un campus que alberga más de 7.000 árboles.

“La meta era plantar 76 árboles y arbustos en cuatro zonas verdes de la universidad ubicadas cerca de la facultad de Filosofía, la Capilla, la concha acústica y las canchas deportivas”, dijo Karen Ceballos, ingeniera del JBB encargada de liderar las plantaciones.

María del Rosario llegó a las nueve de la mañana al sector de la Capilla y dio un pequeño recorrido. “Los huecos que albergarían los árboles me llamaron la atención. No sabía que eran tan grandes; escuché que medían un metro cúbico de profundidad”.

Más de 50 estudiantes y docentes de la Universidad Nacional también acudieron a la primera jornada de plantación y se organizaron en forma de círculo para escuchar las indicaciones técnicas de los profesionales del JBB.

Ceballos tomó la vocería y les informó que el primer paso era abrir los huecos, un trabajo que en la Universidad Nacional fue realizado por los operarios del grupo de jardines y prados. “Debemos retirar muchos escombros y por eso esta actividad es bastante dispendiosa”.

Los futuros plantadores también aprendieron que es necesario contar con tierra abonada para plantar los nuevos árboles, además de retirar con cuidado la bolsa que protege al pan de tierra y aplicar un hidroretenedor en el hueco.

“Para la plantación de los 76 árboles y arbustos en la Universidad Nacional, el centro comercial nos donó la tierra abonada, es decir 76 metros cúbicos. Sin su ayuda no hubiéramos podido realizar la actividad”, aseguró la ingeniera.

Los estudiantes, de distintas carreras y semestres, estuvieron bastante curiosos durante las charlas técnicas. Varios de ellos hicieron preguntas sobre las especies seleccionadas o el tiempo que se demorarán los árboles en crecer.

“En la Universidad Nacional escogimos 14 especies: chicalá rosado, alcaparro doble, baquea, caballero de la noche, siete cueros, palma payanesa, cedro, polígala, roble, pino romerón, rama negra, cajeto, hayuelo y abutilón”.

Un cedro fue el primer árbol que se plantó en un sector cercano a la capilla. A Ceballos le sorprendió que varios de los estudiantes ignoraban que se trata de una especie nativa. “Tampoco sabían que el cedro está en peligro de extinción porque lo talan para aprovechar la madera”.

Mientras escuchaba las indicaciones técnicas y preguntas de los estudiantes, María del Rosario atendió una llamada y salió corriendo hacia su oficina. “Me perdí lo que más quería ver: la plantación. Sin embargo, sé que estos árboles crecerán hermosos y serán homenajes a mi padre”.

¡A cuidar los árboles!

Cerca de 100 estudiantes y docentes participaron en las dos jornadas ambientales en la Universidad Nacional. Además de aprender y ayudar a plantar, apadrinaron los 76 árboles y arbustos y se comprometieron con su cuidado.

“Es importante cuidar los árboles y mucho más los nativos como el cedro. El ser humano debe empezar a reparar todo el daño que le ha hecho a la naturaleza. Invito a todos los estudiantes a protegerlos”, expresó Sebastián Molina, estudiante de ciencias de la computación.

A Paula Castillo, otra estudiante de esta carrera y que nunca había tenido la oportunidad de plantar, le pareció que la actividad ambiental en el marco de la Semana Universitaria, dejó huella en la comunidad estudiantil.

¡Un regalo verde para la Universidad Nacional!
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“Aprendimos mucho sobre la técnica, como que es necesario amarrar una cabuya entre el tallo y el tutor de madera para que el árbol tenga estabilidad. Es una fibra natural que no va a generar contaminación”.

La alianza del JBB y la Universidad Nacional no termina con esta plantación, Según Hernán Cortés, jefe de la Oficina de Gestión Ambiental, también se revisará el estado de los árboles que engalanan esta zona de la localidad de Teusaquillo.

“Tenemos más de 7.000 árboles y el JBB nos va a ayudar a revisar su estado fitosanitario. Esta plantación es la primera actividad de una alianza que vamos a seguir fortaleciendo”.

Cortés afirmó que es muy importante seguir reverdeciendo el campus de la Universidad Nacional. “Hacemos parte de un cordón ecológico que se conecta con los Cerros Orientales, el parque Simón Bolívar y el Jardín Botánico. Seguiremos plantando con la participación de los estudiantes, docentes y vecinos”.

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