Historias del verde urbano: Tres zonas de Fontibón, Chapinero y La Candelaria recuperan su arbolado

El Jardín Botánico realizó varios replantes en sectores de estas localidades donde el arbolado se vio afectado por acciones antrópicas o condiciones ambientales.
Siete árboles de especies como cajeto, cariseco y liquidámbar fueron replantados en sitios del barrio La Felicidad, el centro histórico y la calle 65 con carrera 2.
La entidad le hace un llamado a la ciudadanía para que cuide estos nuevos tesoros arbóreos y no afecte su desarrollo.
Edinson Ocoró solo necesita observar por unos pocos segundos la forma de las hojas de un árbol para reconocer la especie. Este talento le permite hablar con total propiedad y seguridad del arbolado urbano de Bogotá.
Cualquier persona pensaría que pasó varios años de su adolescencia estudiando ingeniería forestal. Sin embargo, este hombre de piel morena nacido en Timbiquí, municipio del departamento del Cauca, no ha pisado el aula de una universidad.
Su gran escuela verde ha sido el Jardín Botánico de Bogotá (JBB), donde lleva 22 años trabajando como operario. Edinson, que no ha perdido el acento melódico del Pacífico colombiano, ha pasado por varios grupos de la Subdirección Técnica Operativa de la entidad.


“En el equipo que más llevo es el de arbolado joven, que se encarga de plantar en el espacio público de la ciudad. Estuve un año en jardinería, pero no me gusta mucho porque la gente no respeta la vida de las plantas”.
Como operario del JBB, este timbiquireño de estatura alta ha plantado miles de árboles y arbustos en varias zonas de todas las localidades de la capital. La cifra exacta es todo un misterio debido a que lleva en esto más de dos décadas.
De lo que sí tiene certeza es cuál es el mayor impacto que reciben los individuos arbóreos bogotanos. Para Edinson, la mala tenencia de las mascotas de algunos ciudadanos es la gran villana.
“El orín de los perros y gatos es muy perjudicial para el crecimiento de los árboles y arbustos jóvenes. Esto se debe a que los dueños de las mascotas no los sacan con correa y los dejan hacer sus necesidades en todo lado”.
Según Edinson, a esto se suma otras acciones antrópicas como el quiebre de las ramas, atentados contra los troncos o el retiro total del individuo arbóreo; además de factores ambientales como las épocas de sequía.
“Me da mucho mal genio y tristeza cuando veo que los árboles o arbustos que plantamos no pudieron crecer y desarrollarse por el comportamiento de la gente. Muchas personas no entienden que ellos nos dan el oxígeno para poder respirar”.
Debido a estos tensionantes e impactos contra los tesoros verdes de la ciudad, los ingenieros y operarios del grupo de arbolado joven del JBB deben realizar un mantenimiento continuo o los nuevos árboles y arbustos.
“Realizamos actividades como riego, fertilización y plateo. Cuando los individuos arbóreos no se desarrollan adecuadamente y mueren, debemos hacer un replante, es decir el reemplazo por otro”, apuntó Edinson.
La Felicidad: proyecto crítico
El pasado martes 4 de febrero, este hombre del Pacífico fue el operario designado para acompañar a Laura García, ingeniera del JBB, a realizar replantes en tres zonas de las localidades de Fontibón, La Candelaria y Chapinero.
“La meta era hacer siete replantes en sitios del barrio La Felicidad, el centro histórico de la ciudad y la calle 65 con carrera 2. En estos sectores los árboles no soportaron las acciones antrópicas o condiciones ambientales”, mencionó García.
La jornada de replante inició en La Felicidad, barrio ubicado entre las calles 13 y 23, la Avenida Boyacá y la carrera 80 y conformado por cerca de 40 conjuntos residenciales donde viven más de 15.000 familias.


En este sector residencial de la localidad de Fontibón, el JBB llevó a cabo uno de los proyectos de arborización más numerosos: en varios de sus andenes, parques y separadores fueron plantados más de 380 árboles y arbustos de 20 especies.
“Las actividades de mantenimiento, en especial el riego y el replante, son muy frecuentes en La Felicidad. La gran cantidad de mascotas que hay en la zona y la mala tenencia de sus dueños, son la gran problemática para el arbolado”, precisó la ingeniera.
En esta ocasión, García y Ocoró debían retirar cuatro cajetos a lo largo de los andenes de la calle 22d que no sobrevivieron a la orina de los perros. El olor a almizcle y la corrosión en las estructuras metales de los contenedores, así lo revelaban.
“En esta zona hicimos el replante de dos cajetos y dos liquidámbar de mediano porte. Esperamos que la ciudadanía no deje que sus mascotas hagan sus necesidades en ellos y así puedan crecer”, expresó Edinson.
La Candelaria y Chapinero
La jornada de replante continuó en la localidad de La Candelaria, específicamente en una de las calles donde está ubicada la Alcaldía Mayor de Bogotá y donde el arbolado no la logrado adaptarse del todo.
En la carrera 9 con calle 10, zonas también llamadas como la Calle del Divorcio y la Calle del Camerín de la Concepción, la ingeniera y el operario del JBB realizaron el replante de un cariseco.
Este nuevo individuo arbóreo de mediano porte ahora engalana dos lugares históricos del centro de la capital: la Alcaldía Mayor y el Monasterio e Iglesia de la Concepción. “Le haremos un seguimiento constante para ver cómo se desarrolla”, indicó García.


En uno de los andenes de la calle 65 con carrera 2, una zona residencial bastante concurrida de la localidad de Chapinero, el Jardín Botánico hizo el replante de dos árboles: un cariseco y un cajeto.
En uno de los contenedores, la ciudadanía del sector había plantado un ficus, una especie no apta para este tipo de zonas. En el otro, un hayuelo no soportó las dinámicas ambientales y sociales.
“La ciudadanía aceptó hacer el cambio del ficus por el cajeto y se comprometió a regarlo por lo menos dos veces a la semana. La comunidad es fundamental para que nuestros árboles se desarrollen adecuadamente”, puntualizó la ingenierá del JBB.
Edinson espera encontrar con vida a los siete nuevos árboles que plantó en estos sectores de Fontibón, Chapinero y La Candelaria cuando vuelva a hacerles mantenimiento. “La gente los puede ayudar a crecer regándolos durante la época seca”.