Salvavidas para las jardineras de la Carrera Séptima

Carrera Séptima

Botellas, vidrios, plásticos, colillas de cigarrillo y aceite de cocina, tienen en cuidados intensivos a 38 jardineras que engalanan una zona del centro de la capital.

Para evitar que estos sitios desaparezcan por la conducta ciudadana inadecuada, el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) y la Alcaldía Local de La Candelaria tomaron medidas.

En una jornada que contó con el apoyo del DADEP, Proambiental, Policía y Ejército Nacional, las jardineras fueron encerradas con estacas y cintas plásticas.

Durante las próximas semanas, el JBB realizará varias actividades de mantenimiento en este icónico sector. Nueva crónica #BogotáReverdece.

Carrera Séptima
Carrera Séptima

En marzo de este año, la Carrera Séptima, entre la Avenida Jiménez y la Plaza de Bolívar, reverdeció con la plantación de 2.400 plantas de jardín: mermeladas, hebes moradas, buxus, hiedras, azaleas y venturosas que le dieron vida a este concurrido sector del centro capitalino.

El material vegetal, de porte bajo y mediano, fue plantado por el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) en 38 jardineras, rectángulos de diferentes tamaños que a los pocos días comenzaron a perder su verde por el comportamiento inadecuado de algunos ciudadanos.

Los residuos sólidos fueron los primeros impactos que hicieron palidecer a estas plantas de flores coloridas, como colillas de cigarrillos, vasos plásticos de tinto y aromáticas, envolturas de golosinas y papeles que les arrojan a diario los transeúntes y vendedores ambulantes.

Los orines y excrementos de los perros, tanto callejeros como con dueños, también afectaron estas estructuras llenas de verde, al igual que las motos y bicicletas que se atraviesan por las jardineras para acortar camino.

Algunos trabajadores de los locales donde venden empanadas y otros fritos, aumentaron la agonía de las coberturas vegetales al arrojarles aceite usado de cocina, una sustancia que causa un daño irremediable a los recursos naturales.

Las marchas y movilizaciones ciudadanas realizadas por la Carrera Séptima este año, acabaron con la vida de muchas plantas, las cuales desaparecieron de la zona luego de ser pisoteadas por los protestantes mientras se dirigían hacia la Plaza de Bolívar.

Ante esta hecatombe ambiental, Jorge Rodríguez, profesional de campo de la línea de jardinería del JBB, ha liderado varias jornadas de replante y mantenimiento en las jardineras más críticas, trabajo que realiza con los siete operarios que tiene a su cargo.

Sin embargo, estas actividades no han llegado a un final feliz. Al poco tiempo de reverdecer las jardineras, los impactos ambientales vuelven a aparecer y quedan convertidas en ceniceros y botaderos de basura.

A mediados de agosto, Rodríguez recorrió los 300 metros cuadrados que abarcan las 38 jardineras para determinar su estado actual. Su veredicto fue alarmante: cerca del 30 % de las 2.400 plantas, es decir más de 700, desaparecieron por la mano del hombre.

“En esta zona del centro de la ciudad no se roban el material vegetal. Esto indica que las plantas murieron por el pisoteo de los transeúntes o por los residuos que les arrojan varios de los vendedores ambulantes y turistas”.

Cinco jardineras lucen como peladeros al no albergar una sola planta. Una de ellas está ubicada en la esquina de la calle 12, donde está el local que arroja el aceite usado de cocina, y otra antes de llegar a la Plaza de Bolívar.

“Son sectores bastantes concurridos donde ni siquiera los vendedores ambulantes o los trabajadores de los locales cuidan las plantas. Las mermeladas y venturosas son las especies más perjudicadas”, dijo Rodríguez.

Trabajo mancomunado

El Jardín Botánico y la Alcaldía Local de La Candelaria tomaron medidas para que las jardineras que han logrado sobrevivir a la falta de conciencia ambiental de la ciudadanía, no se conviertan en peladeros llenos de basura.

Luego de varias reuniones, las entidades determinaron que una buena opción es encerrar los hogares de las plantas con estacas y cintas plásticas de color amarillo. “Así por lo menos vamos a evitar un poco que las personas se atraviesen y pisen las plantas”, expresó Rodríguez.

El cerramiento de las 38 jardineras fue programado para el jueves 10 de noviembre en horas de la mañana. El JBB se encargó de gestionar el material: 180 estacas de madera y varios metros de cinta plástica.

Carrera Séptima
Carrera Séptima

A las nueve de la mañana, más de 30 funcionarios del JBB, Alcaldía Local, Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (DADEP), consorcio de aseo Proambiental y la Policía y Ejército Nacional, se encontraron en la Carrera Séptima con Avenida Jiménez.

Dagoberto Cedeño, operario del Jardín Botánico que cuida las plantas de la jardinera del Voto Nacional, otro de los sectores más críticos por las acciones de la ciudadanía, fue el encargado de dar las instrucciones de la actividad.

“Nos vamos a dividir en grupos para que nos rinda: uno limpiará y recogerá la basura, otro clavará las estacas en las esquinas de las jardineras y el último pondrá la cinta amarilla. Ojalá esto sirva y evite que las plantas sigan desapareciendo”.

Los funcionarios de la Alcaldía Local de La Candelaria les aplicaron aceite usado a las 180 estacas para que resistan las condiciones climáticas. “Esperemos que no se las roben, algo que sucede en varias de las jardineras del centro de la ciudad”, dijo Dagoberto.

Los vendedores ambulantes y transeúntes de la Carrera Séptima observaban con curiosidad el frente de trabajo. Una mujer que vende tinto, aromática y mecato, aseguró que la medida puede ser efectiva, pero requiere de la participación de toda la ciudadanía.

“Yo me encargo de cuidar las plantas que están al frente de mi sitio de trabajo. Sin embargo, cuando le reclamo a alguien por pisarlas o tirarles basura, siempre recibo insultos. Eso me duele porque son seres vivos que lo único que hacen es embellecer la zona”.

Luego de dos horas, las 38 jardineras quedaron encerradas con cintas amarillas. Al finalizar la jornada, Rodríguez se reunió con los funcionarios de la Alcaldía Local de La Candelaria para organizar futuras intervenciones.

“Primero debemos hacer una jornada de poda y mantenimiento en las jardineras que se han mantenido. Luego, con mi equipo de operarios, realizaremos el replante de las más de 700 plantas que desaparecieron”.

Estas actividades se realizarán en los próximos meses. “Vamos a traer plantas bien desarrolladas y con tamaños medianos, para que así resistan las problemáticas sociales de la zona”.

En diciembre, debido al alumbrado y otras jornadas culturales de la Navidad, el centro de la ciudad incrementa su población flotante. Rodríguez espera que los ciudadanos respeten la vida de las plantas y aprecien su belleza.

“Las jardineras prestan servicios ambientales y embellecen nuestra ciudad. Todos debemos mantener estas coberturas vegetales que no causan ningún daño; el llamado es a cuidar y tener sentido de pertenencia con estos espacios verdes”.