Refuerzo medicinal para los falsos pimientos del Eje Ambiental

Refuerzo medicinal para los falsos pimientos del Eje Ambiental

Los 118 falsos pimientos de este emblemático sector del centro de la ciudad recibieron una nueva aspersión foliar de extractos naturales, inductores de resistencia, estimulantes y fertilizantes.

También se les realizó una endoterapia para prevenir el ataque del Monalonion velezangeli, un insecto procedente de las zonas altas del Eje Cafetero que afecta sus hojas y ramas.

Esta especie arbórea es una de las más afectadas por plagas y enfermedades en la capital del país. Nueva crónica #BogotáReverdece.

Monalonion velezangeli, un insecto rojo y alargado más conocido como la chinche de la chamusquina del café, tenía en serios aprietos a los 118 falsos pimientos del Eje Ambiental, ubicados entre las carreras 4 y 1.

Todos los árboles tenían sus hojas y ramas marchitas; lucían como si un rayo las hubiera calcinado. El verde estaba ausente en este emblemático sector del centro de Bogotá por donde fluye totalmente canalizado el río San Francisco o Vicachá.

Según Gustavo Ardila, ingeniero de sanidad vegetal y coberturas verdes del Jardín Botánico, más del 50% del tejido foliar de estos árboles, es decir las hojas, estaba afectado. “Además de Monalonion velezangeli, también estaban en mal estado por Ceroplastes cundinamarcensis”.

Refuerzo medicinal para los falsos pimientos del Eje Ambiental
Refuerzo medicinal para los falsos pimientos del Eje Ambiental

La chinche de la chamusquina del café, un insecto nativo de las zonas altas del Eje Cafetero donde también afecta los cultivos de aguacate, es el que más deteriora el estado físico de los falsos pimientos de Bogotá.

“Los estados inmaduros del insecto se alimentan de la savia del falso pimiento. En las punturas de alimentación dejan una abertura que es aprovechada por un hongo que afecta los tejidos del árbol”, informó Ardila.

Cuando entra el hongo, el falso pimiento forma una especie de resina que impide que salgan los nuevos brotes foliares. “Entre el insecto y el hongo causan un enorme deterioro en las hojas y ramas del árbol”.

El alarmante panorama de los falsos pimientos del Eje Ambiental, una especie exótica procedente de países como Perú, Chile y Bolivia, llevó al grupo de Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades (MIPE) a tomar medidas.

El 3 y 4 de abril de este año, el ingeniero Ardila y los operarios Diego Yara, John Sánchez, Mackensic Mafla, Carlos Vargas y Juan Manuel Montoya, les realizaron un tratamiento fitosanitario y nutricional.

“Les hicimos una aspersión foliar con una mezcla de agua, repelente a base de ajo y ají, inductores de resistencia, fertilizantes bajos en nitrógeno, estimulantes foliares y extractos naturales”.

El grupo MIPE les aplicó 2.000 litros de esta mezcla con el fin de que los falsos pimientos recuperaran el follaje. “El objetivo es que las nuevas hojas tengan una cutícula más gruesa y más resistente y así evitar el ataque de las plagas”, dijo Ardila.

Dos meses después de la aspersión foliar, el ingeniero del Jardín Botánico regresó al Eje Ambiental para ver el estado de los falsos pimientos. Todos lucían un color verde intenso y ramas fuertes y vigorosas.

“Aunque sabía que la aspersión foliar iba a dar resultados positivos, no pensé que los árboles se recuperarían tan rápido. Esto evidencia que nuestro manejo integrado de plagas y enfermedades sí funciona”.

Refuerzo medicinal para los falsos pimientos del Eje Ambiental
Refuerzo medicinal para los falsos pimientos del Eje Ambiental

Nuevo tratramiento

Cada vez que los falsos pimientos lucen verdes y vigorosos, el Monalonion velezangeli aparece para alimentarse de su savia y empieza a deteriorar el tejido foliar.

Ardila no quiere que esto ocurra con los 118 falsos pimientos del Eje Ambiental, los cuales engalanan con su verde la zona. Por eso, como una medida de prevención, entre el 18 y 19 de julio reforzó los tratamientos.

“Les realizamos dos tratamientos: el primero fue una aspersión foliar como la que hicimos en el mes de abril, una mezcla de fertilizantes, inductores de resistencia, aminoácidos y estimulantes foliares que van a evitar que la plaga vuelva a atacarlos”.

El segundo tratamiento fue una endoterapia, técnica que consiste en instalar pequeños dispositivos alrededor del tronco de los árboles con un tratamiento previamente preparado; toda la “medicina” va por vía interna y es muy eficiente y rápida.

“Con la endoterapia recibieron fertilizantes, inductores de resistencia y un insecticida para prevenir el ataque del Monalonion velezangeli. Con estos tratamientos esperamos que los falsos pimientos del Eje Ambiental se recuperen completamente”, apuntó Ardila.

En octubre, el grupo MIPE del Jardín Botánico volverá al Eje Ambiental para reforzar una vez más el tratamiento de estos árboles que alcanzan alturas de hasta 30 metros. “En promedio, los falsos pimientos reciben tres tratamientos cada año”.

Monalonion velezangeli fue reportado por primera vez en Bogotá en 2016. El ingeniero Ardila recuerda que, junto a la bióloga Marcela Albornoz y el ingeniero José Castro, evidenciaron cambios en unos falsos pimientos del norte de la ciudad.

“Los árboles tenían un color rojizo. Pensamos que se trataba de un hongo, pero el profesor Germán Arbeláez Torres, fitopatólogo de la Universidad Nacional, luego de analizar los árboles, nos dijo que se trataba de una plaga”.

Los tres expertos del JBB localizaron el insecto que estaba afectando a los árboles y llevaron muestras al ICA. El dictamen fue que se trataba de Monalonion velezangeli y por eso iniciaron una profunda investigación.

Lo que más les sorprendió fue que se trataba de un insecto foráneo que logró adaptarse a las condiciones climáticas de Bogotá. Habita en las zonas altas del Eje Cafetero, sitios con alturas de aproximadamente 1.800 metros.

“Analizamos el insecto y las afectaciones que causa para poder controlarlo. Fue así que consolidamos un tratamiento foliar y nutricional que nos permite recuperar el árbol cuando se ve afectado”.

Para el ingeniero del JBB, este insecto es una evidencia puntual del cambio climático. “Seguramente logró adaptarse en Bogotá por los aumentos en la temperatura de la ciudad. Tuvo una adaptación de 800 metros de altura”.