Las 13 jardineras de la calle 72 necesitan del buen comportamiento de la ciudadanía
Estas coberturas vegetales, ubicadas entre las carreras 11 y 5 y que suman 3.029 metros cuadrados, se convirtieron en un proyecto crítico de jardinería por los comportamientos inadecuados de algunos ciudadanos.
Los desperdicios de comida y otros residuos arrojados por los habitantes de calle, vendedores informales y transeúntes, generaron una alta presencia de roedores en este sector de la localidad de Chapinero.
El Distrito tomó medidas en la zona. La Secretaría de Salud fumigó las madrigueras, la UAESP recogió los residuos sólidos y el Jardín Botánico de Bogotá realizó un mantenimiento integral con podas drásticas y laterales, rebordeo y deshierbe.
Sin embargo, la problemática en estas jardineras no llegará a su fin hasta que la ciudadanía tenga un cambio radical en sus conductas.
Si las cerca de 36.000 plantas que habitan en las 13 jardineras del separador central de calle 72 pudieran hablar, sin lugar a dudas darían gritos desgarradores de auxilio debido a los certeros golpes que reciben por parte de la ciudadanía.
Durante todo el día, noche y madrugada, a estas coberturas vegetales con un área de 3.029 metros cuadrados les arrojan desperdicios de comida, vasos plásticos, icopor, colillas de cigarrillo, cobijas, cartón, orines y excrementos.
Los grandes responsables de su alarmante estado son los habitantes de calle que tienen sus cambuches en medio de las jardineras, además de algunos vendedores ambulantes y transeúntes del sector que las utilizan como si fueran canecas de basura.
El panorama de estas estructuras verdes ubicadas entre las carreras 11 y 5, llegó a su punto más álgido hace algunas semanas. Imágenes de manadas de roedores, la mayoría con tamaños similares a los de un conejo, fueron reveladas a través de las redes sociales.
En los videos se veían decenas de ratas y ratones alimentándose con los desperdicios orgánicos arrojados por la ciudadanía en las jardineras, además de un constante ingreso y salida en las madrigueras que hicieron en el suelo.
Según Édgar Bernal, ingeniero agrónomo y profesional del equipo de jardinería del Jardín Botánico de Bogotá (JBB) que ayudó a conformar estas jardineras hace casi una década, la situación actual de estas coberturas vegetales es crítica.
“Llevamos más de nueve años haciendo un constante mantenimiento integral a estas jardineras, cinco anuales en promedio. Sin embargo, nunca las había visto en tal deterioro por la desbordada cantidad de desperdicios que reciben”.
De las 13 jardineras, las más críticas son las ubicadas al frente de la Universidad Pedagógica y el centro comercial Avenida Chile, sitios donde son arrojados la mayor cantidad de residuos orgánicos y con una alta presencia de habitantes de calle.
“Estas jardineras cuentan con varios cambuches de los habitantes de calle en su interior y algunos vendedores informales en sus alrededores. Además, son utilizadas como orinales por parte de los conductores”, informó Bernal.
Sumado a la inadecuada disposición de residuos sólidos y la presencia de habitantes de calle, el ingeniero del JBB considera que la problemática de los roedores también está ligada a las actuales obras que se realizan en la zona para la construcción del Metro.
“Siempre que hay una obra de gran magnitud, los roedores salen de sus refugios y buscan nuevos sitios, en este caso las jardineras donde tienen alimento en los desperdicios que arroja la ciudadanía y en las palomas”.
Trabajo mancomunado
La controversia por la alta presencia de roedores en la zona generó la intervención de entidades del Distrito como las Secretarías de Gobierno y Salud, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP), el Jardín Botánico y la Alcaldía Local de Chapinero.
Según el ingeniero del JBB, la primera en intervenir fue la Secretaría de Salud. “Sus profesionales se encargaron de inyectar veneno en el suelo y en las madrigueras para controlar la población de roedores”.
Luego, Bernal y su cuadrilla de 12 operarios empezaron el mantenimiento integral de las 13 jardineras, un procedimiento basado en actividades como podas drásticas y laterales de las plantas, rebordeo, deshierbe y escarificación del sustrato (oxigenar el suelo).
“El objetivo principal de este mantenimiento integral fue reducir el tamaño y volumen de las ocho especies de plantas que habitan en las jardineras, como lino, filodendro, penisetum, árbol de jade, hiedra miami, lirio amarillo, diete, acanto y llama”.
El trabajo del JBB inició en las jardineras más críticas, es decir las de la Universidad Pedagógica y el centro comercial Avenida Chile. Los 12 operarios del JBB tuvieron que enfrentarse a condiciones extremas para hacer el mantenimiento.
“El olor de los cadáveres de las ratas era muy penetrante y al pisar las jardineras nos hundimos por la gran cantidad de huecos o madrigueras. Mientras podábamos las plantas, varias ratas vivas salieron de sus refugios”, aseguró la operaria Sandra Baquero.
William Lombana, operario del JBB que lleva 20 años en la entidad, tuvo que matar varios roedores de gran tamaño con su azadón. “Los que más arrojan basura y desperdicios orgánicos son los habitantes de calle, personas que también hacen sus necesidades en las plantas”.
Lizeth Guío no fue capaz de controlar la población de roedores mientras les hacía el mantenimiento a las plantas. “Me dio mucho pesar y por eso le pedí ayuda a mis compañeros. Las ratas llegaron a la zona por toda la basura que arroja la ciudadanía”.
En una de las jornadas de mantenimiento, Darlinson León empezó a sentirse mareado por los olores de las jardineras. “Yo creo que fue por los químicos del veneno para controlar los roedores. En solo una jardinera encontré 20 ratas muertas y mucha cantidad de basura”.
Leonel Morales no tuvo corazón para controlar un nido de ratones recién nacidos. “Me dio mucho pesar porque eran unos roedores pequeños y hasta tiernos. Estaban en medio de un montón de ropa de alguno de los habitantes de calle”.
Los operarios informaron que en la jardinera ubicada a frente de la Universidad Pedagógica sacaron más de 350 kilos de basura, material que fue recolectado por la UAESP. “Lo más doloroso es que luego de limpiar la zona, la gente volvía a echar desperdicios”.
Las plantas no son culpables
Esta es la tercera jornada de mantenimiento integral que reciben las 13 jardineras de la calle 72 en lo corrido de este año. Según Bernal, el objetivo es hacer otras dos más en 2024, pero eso dependerá de su estado.
Sin embargo, el ingeniero agrónomo aclara que las plantas de las jardineras no son las responsables de la presencia de los roedores, una teoría que tienen algunos de los ciudadanos que hacen uso de este sector de la localidad de Chapinero.
“Los roedores aparecen cuando hay palomas, animales que tienen un sinergismo natural. Y estas aves siempre están presentes en zonas donde hay desperdicios orgánicos, como la comida y otros residuos que los ciudadanos arrojan en las jardineras”.
Para Bernal, la gran problemática de las jardineras de la calle 72 está en el aumento de los habitantes de calle, quienes montan sus cambuches en medio de las plantas y arrojan toda clase de basura.
“En los casi 10 años que llevo trabajando en el sector, no había visto tantos habitantes de calle en las jardineras. Esta problemática debe ser atendida de manera urgente por la Secretaría de Integración Social”.
La reciente intervención del Distrito en estas coberturas vegetales no será suficiente para poner fin a la problemática de los roedores y la alta proliferación de los residuos orgánicos. El ingeniero del JBB asegura que es necesario un cambio radical en las conductas ciudadanas.
“Si estas jardineras permanecieran limpias, los roedores no harían presencia porque no encontrarían alimento, como los desperdicios de comida y las palomas que hoy en día abundan. Recuperar estos sectores requiere de un buen comportamiento ciudadano”.
Los últimos días del mantenimiento integral en las jardineras, los operarios del JBB evidenciaron que hay personas de la zona que echan desperdicios, en especial arroz, cerca de las madrigueras de los roedores.
“Ese panorama aparece todas las tardes, en especial en la jardinera ubicada al frente del centro comercial Avenida Chile. Si les dan alimento a los roedores, es imposible controlar la problemática. Y las plantas no tienen nada que ver con eso”.
Bernal les hace un llamado a todos los habitantes de Bogotá y del país para que dejen de arrojar residuos orgánicos en las coberturas vegetales, una actividad que la mayoría relaciona con brindarles alimento a las plantas.
“Esos desperdicios, a no ser que estén compostados correctamente, no les generan ningún beneficio a las plantas. Todo lo contrario, les causan una seria contaminación por hongos y bacterias”.