La jardinera que busca poner fin a un punto crítico de basuras en Teusaquillo
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El andén principal del colegio El Carmelo, ubicado en el barrio La Soledad, reverdeció con la plantación de 1.738 lirios y buxus, una nueva jardinera que será mantenida por el Jardín Botánico y los estudiantes. Nueva crónica de la #BogotáQueReverdece.
Desde hace 20 años, Fanny Garavito vende arepas de mazorca con queso y tintos en la esquina de la calle 45 con carrera 24, un sector bastante concurrido del barrio La Soledad donde inicia el emblemático y bohemio Park Way.
Su jornada laboral inicia antes de las cinco de la mañana, cuando prende un horno de leña, abre un parasol y organiza varias sillas plásticas, actividades que realiza bajo la luz de la luna y acompañada solo por la niebla tierna de la madrugada.
Antes de atender a los primeros clientes, la gran mayoría taxistas, esta bogotana coge una escoba y un recogedor para limpiar su sitio de trabajo, una zona que se ha visto afectada desde hace décadas por la disposición inadecuada de residuos sólidos.
“El andén principal del colegio El Carmelo, ubicado en la calle 45 entre carreras 24 y 23, se convirtió en un basurero. Allí, varias personas que no habitan en el sector depositan todo tipo de basuras y escombros en las noches y madrugadas”, asegura Fanny.
En estas jornadas de limpieza, la vendedora de arepas ha encontrado sanitarios, muebles, colchones y partes de carros y motocicletas. “La inseguridad también es crítica. En el andén duermen decenas de habitantes de calle, algunos de los cuales son muy agresivos”.
Para evitar conflictos con estos ciudadanos, Fanny les obsequia tintos cuando se acercan a su puesto ambulante a pedirle comida o dinero. “Las monjas del colegio El Carmelo han realizado varias jornadas de limpieza en el andén, pero lamentablemente no han sido efectivas”.
Esta madre y abuela recuerda que hace 10 años los robos y agresiones eran diarias en la zona. “Había una banda de delincuentes que sembraba pánico en la comunidad, quienes robaron a muchos estudiantes y transeúntes”.
A pesar de la problemática ambiental y social del sector, Fanny no pierde la esperanza de que su oficina deje de verse afectada por las basuras y escombros. “Todos debemos cuidar nuestra hermosa ciudad y dejar de arrojar basuras en las calles”.
A las 10 de la mañana, cuando termina de vender la última arepa, Fanny recoge su puesto ambulante y lo guarda en un parqueadero del barrio Belalcázar. Mientras regresa a su casa, ubicada en Bosa, ruega que su próxima jornada laboral no esté marcada por las basuras.
“Este sector de La Soledad es muy bonito y tiene mucho verde, pero las conductas de algunos ciudadanos lo afectan demasiado. Me encanta un yarumo de hojas blancas que está en el inicio del Park Way, un árbol que me ha acompañado en los 20 años que llevo vendiendo mis arepas”.
Trabajo conjunto
Fanny sueña con ver su sitio de trabajo sin tantas basuras y reverdecido por muchas plantas coloridas. “Así aumentaría mi clientela porque más gente transitaría por el andén al no ver ese reguero de desperdicios”.
El sueño de esta risueña mujer comenzó a gestarse hace cuatro meses, cuando la Personería Local de Teusaquillo y el colegio El Carmelo, un plantel privado y mixto que pertenece a la Congregación Religiosa de las Carmelitas Misioneras, se unieron para recuperar el sector.
El objetivo de ambas instituciones era encontrar un mecanismo efectivo para mitigar la disposición inadecuada de los residuos sólidos, por lo cual convocaron a varias entidades del Distrito Capital.
Jorge Rodríguez, profesional de campo de la línea de jardinería del Jardín Botánico de Bogotá (JBB) que conoce muy bien las dinámicas del sector, fue uno de los invitados. “Este espacio ha sido mal utilizado desde hace muchos años. La principal problemática son los escombros, muebles, llantas y comidas de los restaurantes en la zona”.
Según el ingeniero agrónomo, los desechos son arrojados por los habitantes de calle que realizan actividades de reciclaje en el andén y “quienes además les prestan un servicio de transporte de escombros a las obras pequeñas que se realizan en el barrio La Soledad”.
Luego de varias reuniones en las que participaron el JBB, Personería Local, colegio El Carmelo, Alcaldía Local de Teusaquillo, Acueducto de Bogotá, UAESP y el Ejército, se acordó que la zona requería del montaje de una jardinera en el andén principal.
“La jardinera abarca 188,5 metros cuadrados, una zona donde establecimos que se podían plantar 1.738 lirios (Hemerocallis sp.) y buxus (Buxus sempervirens). El colegio se comprometió a donar el material vegetal y el JBB aportaría la tierra y la mano de obra”, aseguró Rodríguez.
Antes de dar marcha a la recuperación del sector, el JBB realizó el diseño de la jardinera. “Es un diseño sencillo y elegante que busca darle un orden lineal al espacio. Este trazado clásico es el ideal para el andén y corresponde a las características de las edificaciones de la zona. También decidimos plantar tres árboles: un chicalá amarillo y dos guayacanes de Manizales”.
Reverdece La Soledad
Mislady Gutiérrez, Diego Sánchez, Gertrudis Morales, Eucaris Altamar, Flor Morales, Cristian Guerrero y Astrid Mora, siete operarios del JBB liderados por el ingeniero Rodríguez, serían los que le darían vida a la jardinera de El Carmelo.
Este escuadrón, encargado de embellecer las jardineras de las localidades del centro de la ciudad, inició labores el pasado martes 5 de julio en horas de la mañana. Desde que llegaron al sector, los jardineros se dieron cuenta que la actividad sería ardua y extensa.
Todo el andén, en especial la esquina de la calle 45 con carrera 24 donde Fanny Garavito tiene su puesto de arepas, estaba repleto de basura. “Encontramos muchos escombros, muebles, llantas, papeles, colillas y residuos de comida regados por todo el sector”, dijo Mislady.
La primera actividad de los operarios fue la limpieza de los 188,5 metros cuadrados de la futura jardinera, donde sobreviven más de 10 árboles de distintas especies, portes y tamaños. “Remover la basura fue muy duro porque estaba enterrada en la tierra”, indicó Diego.
Durante tres días, el equipo del Jardín Botánico llenó cuatro volquetas con toda clase de residuos sólidos, material que le fue entregado a la Uaesp para que le diera un manejo adecuado.
“Estas jornadas fueron muy extensas porque en las noches volvían a arrojar residuos en el andén y cuando llegábamos al sitio nos tocaba recogerlos. Me da mucha tristeza que la gente no quiera la ciudad”, manifestó Gertrudis.
Con la limpieza constante del sector, el JBB dio paso al descargue del sustrato en el andén, tierra negra con cascarilla de arroz. Los 832 lirios y 906 buxus comprados por el colegio fueron guardados dentro del plantel educativo.
“Luego de picar bien la tierra comenzamos a diseñar la jardinera. Esta actividad la realizamos atando cabuyas a varios palos de madera para que las plantas queden totalmente alineadas y con las distancias que el ingeniero estableció”, informó Diego.
La plantación de los lirios, plantas con flores amarillas y naranjas, y los buxus, fue realizada durante tres días. Según Cristian, quien se encargó de transportar el material vegetal en una carretilla, los ciudadanos los felicitaron al ver la intervención.
“Estaban muy contentos al ver la zona reverdecida con estas plantas. Sin embargo, nos dijeron que la problemática de las basuras y escombros es demasiado crítica y que se necesita de un control y mantenimiento constante”.
No quedará a la deriva
El último día de la intervención del JBB, realizada el martes 12 de julio, más de 30 niños y jóvenes que conforman el comité ambiental escolar del colegio El Carmelo, ayudaron a plantar varios lirios y buxus en esta jardinera de la calle 45.
Según Yenny Rosas, profesional del grupo social de la Subdirección Técnica Operativa de la entidad, estos estudiantes crearon un plan de acción para que su jardinera no se vea tan afectada por los comportamientos de algunos ciudadanos.
“El comité ambiental va a realizar actividades como un riego constante, jornadas de recolección de residuos sólidos, instalación de señalética y sensibilización ambiental a sus demás compañeros. Ellos son los más interesados en contar con un espacio verde y libre de residuos”.
Además de la jardinera, la fachada del colegio El Carmelo, sitio que se vio muy afectado recientemente por varios grafitis con mensajes ofensivos contra la comunidad religiosa, contará con un nuevo mural.
“En las reuniones con el colegio y la Personería Local se estableció que este mural tendrá imágenes de la biodiversidad bogotana. Esta obra cultural contará con el apoyo del Ejército Nacional y varios grupos de jóvenes grafiteros de la localidad”, apuntó Rosas.
El Jardín Botánico realizará un mantenimiento constante en esta nueva jardinera del barrio La Soledad, una intervención que busca conservar las 1.738 plantas que ahora embellecen el sector.
“Este trabajo incluirá varias podas de formación que realizaremos todos los meses hasta que se consolide la jardinera. Al contar con un espacio ordenado se va a limitar el mal uso y la gente va a poder transitar con tranquilidad por la zona”, afirmó el ingeniero Rodríguez.
El colegio El Carmelo se comunicará con entidades como la Uaesp y la Policía Nacional cada vez que evidencien conductas que atenten contra la nueva jardinera. “Seguiremos con el trabajo conjunto para recuperar este sector”.
Fanny Garavito, la vendedora de arepas de la esquina de la calle 45 con carrera 24, también aportará su granito de arena. “La jardinera quedó muy hermosa, así que seguiré recogiendo las basuras que vea cuando llegue a trabajar. Quiero que estas plantas sobrevivan”.
Intervención histórica
Sandra Castañeda, personera local de Teusaquillo que ha liderado el proyecto de recuperación en este sector del barrio La Soledad, quedó muy satisfecha con el cambio extremo que arrojó la jardinera.
“Este es el primer fruto de cuatro meses de trabajo conjunto por recuperar uno de los sectores más afectados por escombros y basuras en la localidad de Teusaquillo. Este compromiso del Distrito y el colegio hace que la ciudadanía vuelva a creer en estos ejercicios”.
Leida Holanda Dájome, hermana superiora de la Comunidad de las Carmelitas Misioneras del colegio El Carmelo, catalogó como histórica la intervención en el andén de la calle 45 y aseguró que es un acto de renovación de la fe.
“Con este trabajo volvimos a creer y confiar en las instituciones porque cada una puso su granito de arena para lograr la transformación del sector. Los estudiantes, padres de familia y directivas del colegio estamos muy contentos con este compromiso con la naturaleza y la vida”.
Juan David Agudelo, rector del colegio, coincide con la hermana superiora. “Con cosas puntuales y no con discursos es que se construye país. Ustedes están renovando nuestra fe en las instituciones con este nuevo espacio que nos llena el corazón de paz”.
El Jardín Botánico tiene como meta conformar 140.000 metros cuadrados de jardines y plantar 802.000 árboles en toda Bogotá, nuevas coberturas vegetales que le aportan a la conectividad ecológica de la ciudad.
“La jardinera de El Carmelo se conecta con el Park Way y hace parte de la cuenca del río Arzobispo. Las plantas son una forma de recuperar lo que la ciudad le ha quitado a la naturaleza”, manifestó Germán Darío Álvarez, subdirector técnico operativo del JBB.
Álvarez recalcó que es muy importante que el reverdecimiento de Bogotá cuente con el compromiso de la ciudadanía. “El gran reto con estas coberturas vegetales es lograr su sostenibilidad y consolidación, un trabajo que requiere de la participación de los ciudadanos”.
Por último, el subdirector le hizo un llamado a todos los habitantes de la ciudad para que cuiden las jardineras y el arbolado y no sigan afectado a estas coberturas vegetales con la disposición inadecuada de residuos sólidos.
“En algunas jardineras del centro de Bogotá hemos tenido que hacer más de 10 intervenciones continuas porque la ciudadanía continúa arrojando basuras y afectando las plantas. La presencia de las entidades es clave, pero este trabajo requiere del compromiso de la población”.