Historias del verde urbano: Los árboles nativos brillan cada vez más en la joya arqueológica de Usme

Historias del verde urbano: Los árboles nativos brillan cada vez más en la joya arqueológica de Usme

El Jardín Botánico de Bogotá continúa con su proyecto de restauración ecológica en el Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme.

Más de 12.800 árboles de 50 especies nativas del bosque alto andino han sido plantados en las rondas de las cuatro quebradas que atraviesan el predio.

Cerca de 50 jóvenes, funcionarios del Distrito y habitantes en condición de calle ayudaron a plantar 56 árboles en una zona de este sitio donde vivieron los muiscas.

Un cielo gobernado por la neblina, una lluvia tenue que no tenía la intención de desaparecer y un frío paramoso, no le borraron la sonrisa a Hugo Pedraza, un santandereano que lleva más de 40 años cuidando los jardines de la Casa Museo Quinta de Bolívar.

El corazón del jardinero fiel de este icónico sitio del centro histórico de la ciudad solo bombeaba felicidad al llegar al Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme, un predio de 30 hectáreas ubicado en la vereda La Requilina.

“Me invitaron a participar en una jornada de plantación y mantenimiento en este hermoso sitio que solo había visto en fotografías y artículos de la prensa. Dejar mi granito de arena en esta joya arqueológica de la ciudad es todo un orgullo”.

Historias del verde urbano: Los árboles nativos brillan cada vez más en la joya arqueológica de Usme
Historias del verde urbano: Los árboles nativos brillan cada vez más en la joya arqueológica de Usme

Hugo no estaba solo. Llegó al predio, antes conocido como la hacienda El Carmen, acompañado por su esposa, Miriam Martínez, y dos de sus hijos. “Pocas personas tienen la oportunidad de conocer el parque y la historia que resguarda”.

La soledad de este sector de la localidad de Usme se empezó a desvanecer hacia las ocho de la mañana. Más de 50 personas, entre funcionarios del Distrito, estudiantes de un colegio, jóvenes de una biblioteca y habitantes en condición de calle, llegaron a participar en la actividad.

La meta era plantar 56 árboles de especies nativas del bosque alto andino en una de las zonas de la ronda de la quebrada Aguadulce, uno de los cuatro cuerpos de agua que atraviesan los dominios del único parque arqueológico de Bogotá.

“Soy un gran enamorado de las plantas y por eso estaba que me plantaba. Pero antes quería conocer más sobre este parque; había leído que en la zona se han encontrado muchas tumbas muiscas y artesanías muy antiguas”, dijo Hugo.

Humberto Medellín, profesional del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), reunió al grupo para que conocieran un poco la historia del predio que iban a ayudar a pintar de verde con especies nativas.

“En 2006, iniciaron las obras para construir el proyecto urbanístico Ciudadela Nuevo Usme en el predio. Sin embargo, empezaron a aparecer esqueletos humanos y antiguas figuras de cerámica y los habitantes de la zona prendieron las alarmas”.

El hallazgo primero fue catalogado como una fosa común. El Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) evidenció que se trataban de restos óseos muy antiguos y por eso el caso pasó al Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH).

En 2008, la Universidad Nacional elaboró el plan de manejo arqueológico del predio. Durante las primeras excavaciones se encontraron 108 cuerpos humanos, pero por medio de georadares se estima que hay más de 2.000 posibles enterramientos o tumbas.

Algunos de los fragmentos cerámicos que se han encontrado datan del periodo Herrera, del 600 al 500 antes de Cristo, y de los muiscas antes del contacto con los europeos. Las tumbas estaban ubicadas dentro o muy cerca de las viviendas de los muiscas.

Según Medellín, en 2014 el ICANH declaró el predio como una área arqueológica protegida. Entre 2020 y 2024, la Alcaldía de Bogotá trabajó para convertirlo en el Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme, el primero de esta categoría en la capital del país.

“Ya se instalaron las señaléticas que revelan la historia de la hacienda; un tótem con la figura representativa de una de las cerámicas encontradas; y tres domos que albergan una sala de exposición, círculo de la palabra y laboratorio de arqueología comunitaria”.

Bosque nativo

Los rostros de Hugo y los demás participantes, como estudiantes del colegio Miguel de Cervantes de Usme y jóvenes de la biblioteca comunitaria y popular agroecológica El Uval, solo expresaban sorpresa.

“Comprendí que mis pies estaban sobre un sitio que fue habitado por los muiscas, indígenas que veneraban la naturaleza. Luego de la charla histórica, me sentí mucho más orgullo por ayudarlo a reverdecer con especies nativas”, mencionó el jardinero de la Quinta de Bolívar.

Francisco Salas, ingeniero agrónomo del equipo de restauración ecológica de la Subdirección Técnica Operativa del Jardín Botánico de Bogotá (JBB), tomó la vocería para informar los detalles de la plantación de los 56 árboles nativos.

Historias del verde urbano: Los árboles nativos brillan cada vez más en la joya arqueológica de Usme
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“Llevamos más de dos años realizando un proyecto de restauración ecológica en las rondas de las cuatro quebradas que atraviesan el predio: La Taza, Aguadulce, La Fucha y La Requilina, sitios donde solo plantamos especies nativas del bosque alto andino”.

Salas informó que el Jardín Botánico ha plantado más de 12.800 árboles de 50 especies nativas, como roble, gaque, borrachero, arboloco, garrocho, mano de oso, tomatillo, arrayán, aliso, amargoso, caucho, chilco, duraznillo, garbancillo, mangle, mortiño y tinto.

“Ya logramos restaurar más de tres hectáreas del parque con especies de este ecosistema. Se trata de un bosque nativo que se encarga de proteger a las quebradas y prestar diferentes servicios ecosistémicos”.

Estos nuevos tesoros nativos han favorecido a la fauna silvestre, particularmente a la avifauna. Por ejemplo, el JBB ha registrado más de 280 individuos de 39 especies de aves (33 residentes y seis migratorias) y 20 familias.

“Hoy vamos a plantar 56 nuevos árboles en una zona de la ronda de la quebrada Aguadulce. En las plantaciones que hacemos en las zonas rurales, la técnica que utilizamos es tresbolillo y con 1,5 metros de distancia entre cada uno de los árboles”.

¡Manos a la tierra!

Raquel Sinisterra, Alejandra Agudelo, Carlos Román y Esmirna Valencia, operarios del Jardín Botánico de Bogotá, serían los encargados de liderar a los más de 50 ciudadanos en la jornada de plantación.

Antes de empezar a restaurar la zona, Medellín y Salas les informaron que esta actividad hace parte de la conmemoración del Día Internacional de la Madre Tierra, fecha que se conmemora todos los 22 de abril.

“Estos 56 nuevos árboles, de especies como té de Bogotá, manzano, garrocho, cucharo páramo, palo blanco, encenillo, arrayán, cajeto de páramo, laurel de cera y chilco blanco, serán los regalos que ustedes le darán a la Madre Tierra”.

Historias del verde urbano: Los árboles nativos brillan cada vez más en la joya arqueológica de Usme
Historias del verde urbano: Los árboles nativos brillan cada vez más en la joya arqueológica de Usme

Durante aproximadamente una hora, los nuevos plantadores, organizados en parejas o tríos, pintaron de verde una de las zonas de la ronda de la quebrada Aguadulce, cuerpo de agua que desemboca en el río Tunjuelo.

“Una de las especies más especiales que trajimos hoy es el té de Bogotá, un tesoro que fue descubierto por José Celestino Mutis durante la Expedición Botánica que realizó en nuestro país”, informó Salas.

Hugo ayudó a plantar varios de los árboles nativos y realizó actividades de mantenimiento, como plateo y deshierbe, a otros de los individuos arbóreos que ya cuentan con más de dos años de vida”.

“Estoy muy contento porque dejé mi granito de arena en este parque arqueológico que todos los habitantes de Bogotá deberían conocer. Mis hijos y esposa también ayudaron con varias actividades y vamos a volver pronto a este tesoro nacional”.