Historias del verde urbano: Bogotá realizó su primer operativo interinstitucional para rescatar colonias de abejas en los árboles

Historias del verde urbano: Bogotá realizó su primer operativo interinstitucional para rescatar colonias de abejas en los árboles

Este hito en la capital del país se llevó a cabo en el tronco de un sauce llorón del barrio Villa Alsacia, individuo arbóreo que presentaba muerte descendente y pudrición en el fuste y copa.

El operativo estuvo liderado por el Jardín Botánico de Bogotá, Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal, Cuerpo Oficial de Bomberos, Alcaldía Local de Kennedy y dos apicultores.

Las abejas fueron reubicadas en una zona rural de la localidad de Usme. Con esta experiencia, las entidades crearán el primer protocolo de manejo para este tipo de emergencias.

Tres árboles de gran porte le dan un aspecto misterioso y mágico a uno de los andenes de la carrera 75 con calle 10, un sector del barrio Villa Alsacia en la localidad de Kennedy. Sus hojas alargadas y delgadas tienen forma de lágrimas y cuelgan hacia abajo.

“Parece que estuvieran llorando”, dice una de las habitantes de esta zona residencial y comercial. Se trata de unos sauces llorones (Salix humboldtiana), una especie de rápido crecimiento que se desarrolla mejor en sitios cercanos a los cuerpos de agua.

Estos tesoros verdes fueron plantados hace varios años y se convirtieron en la estampa del sitio, una cuadra que algunas personas conocen como la de los sauces que lloran. Los habitantes de las casas de dos pisos admiran a diario su belleza enigmática y cautivadora.

Historias del verde urbano: Bogotá realizó su primer operativo interinstitucional para rescatar colonias de abejas en los árboles
Historias del verde urbano: Bogotá realizó su primer operativo interinstitucional para rescatar colonias de abejas en los árboles

Hace tres años, el sauce ubicado al frente de una casa esquinera con una fachada de color naranja empezó a palidecer. Perdió gran parte de las hojas de su copa, le aparecieron fisuras en el tronco y las ramas se caían con el viento.

En julio de 2022, una ingeniera de la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) revisó al sauce y evidenció anomalías físicas como ramas secas, un fuste torcido y con varios objetos en su interior, cavidad y socavamiento basal, es decir un daño estructural en su base.

El dictámen de su estado sanitario fue aún más grave. La profesional de la autoridad ambiental menciona en su informe necrosis, marchitamiento, pudrición localizada en la copa y el fuste y varios tumores.

“Se considera técnicamente viable la tala al presentar pudrición localizada en fuste y copa, tumores y cavidad, condiciones que afectan su estructura y estabilidad y generan riesgo de falla o fractura debido a la degeneración de su estado sanitario”.

Por estar situado en un andén con una zona verde angosta, cercana a la vía y la vivienda esquinera y bastante transitada por personas y vehículos, el deteriorado sauce llorón de 10,5 metros de altura representaba un alto riesgo para la ciudadanía.

Varios habitantes de la cuadra y defensores de los animales se opusieron a la tala del árbol, una actividad que la SDA le ordenó al Jardín Botánico de Bogotá (JBB). No querían perder a su emblemático llorón y a miles de abejas que habitaban en el interior de la parte baja del tronco.

La resistencia ciudadana evitó que el Distrito actuara. Con el paso del tiempo, el sauce se fue deteriorando aún más y las abejas, de la especie Apis mellifera, consolidaron una enorme colonia que alcanzó a llegar a las raíces.

No hubo poder humano que los convenciera del riesgo que corrían al habitar cerca de estas abejas que fueron introducidas en América. Según uno de los reportes de biodiversidad del Instituto Humboldt, esta especie causa la muerte de hasta 20 veinte personas al año.

Articulación interinstitucional

A mediados de febrero de este año, otro ingeniero de la Secretaría de Ambiente le realizó una nueva visita técnica al sauce llorón ubicado en el angosto andén de esta cuadra del barrio Villa Alsacia.

La conclusión fue más contundente que la arrojada hace cerca de tres años. “El árbol presenta muerte descendente, mal estado sanitario y además cuenta con un panal de abejas activo en la parte baja del fuste; requiere intervención silvicultural inmediata”.

El Jardín Botánico sabía que la ciudadanía no iba a dejar realizar la tala si no se garantizaba la vida de las abejas. Para poder hacer la actividad, se requería de una articulación entre varias entidades del Distrito.

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Este procedimiento debía contar con la participación activa del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), el grupo de búsqueda y rescate de animales en emergencias del Cuerpo de Bomberos de Bogotá y la Alcaldía Local de Kennedy.

Heidy Tusso, profesional del equipo social de la Subdirección Técnica Operativa del JBB, se contactó con estas entidades para empezar a trabajar de una forma mancomunada y así poder talar el sauce y salvar a las abejas.

“Nos reunimos con varios profesionales de estas entidades y nos articulamos para realizar la actividad. El objetivo era retirar el árbol, debido a su avanzado deterioro físico y sanitario, y luego rescatar a las abejas y reubicarlas en una zona rural de la ciudad”, informó Tusso.

El IDPYBA sugirió trabajar con Jhon Alexánder Hernández y Ángela Gallego, una pareja de esposos que crían abejas en El Uval, vereda de la localidad de Usme donde tienen su emprendimiento Apicultura Rural Opita.

“Ellos se llevarían a las abejas rescatadas durante el operativo. En las reuniones definimos un plan de trabajo y conformamos los equipos operativo, biológico y social; IDPYBA y Bomberos darían los trajes de protección para picaduras”, mencionó la profesional del JBB.

El rescate de la colonia de abejas fue programado para el jueves 15 de mayo en horas de la noche. Durante dos semanas antes del procedimiento, Tusso socializó la futura intervención con la comunidad.

“Hablé con los residentes, dueños de los locales comerciales, miembros de la Junta de Acción Comunal (JAC) y ambientalistas que se opusieron a la tala. Al saber que se iban a rescatar las abejas, todos estuvieron de acuerdo con la actividad”.

En las socializaciones, la profesional les informó que la cuadra sería cerrada durante el procedimiento, calculado para más de cinco horas. “También se les recomendó cerrar las ventanas y puertas y evitar salir de las viviendas”.

¡Rescate histórico!

Los funcionarios de las tres entidades del Distrito y la pareja de apicultores de Usme fueron citados a las cuatro de la tarde en la cuadra de la carrera 75 con calle 10. Sin embargo, un aguacero los obligó a refugiarse en el salón comunal de la JAC.

Cuando la lluvia bajó su intensidad, más de 20 personas se dirigieron a la zona e inmediatamente acordonaron las vías de ingreso y montaron la carpa del Puesto de Mando Unificado (PMU), material que fue dispuesto por la Alcaldía Local de Kennedy.

Mientras caía la noche, las personas que iban a participar en el procedimiento se pusieron los trajes de protección. La pareja de apicultores organizó todo el material para el rescate: dos cajas tecnificadas, una sopladora y varios baldes plásticos con tapas.

Historias del verde urbano: Bogotá realizó su primer operativo interinstitucional para rescatar colonias de abejas en los árboles
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Mauricio Cano, líder del programa de palomas de plaza y abejas comunes del IDPYBA, tomó la vocería para instalar el PMU e informó que esta actividad de articulación interinstitucional nunca se había hecho en Bogotá.

“Hoy vamos a hacer historia: este será el primer operativo conjunto de articulación interinstitucional para el manejo de colonias de abejas asociadas a los árboles del Distrito Capital, algo sin precedentes en la capital”.

Cano y Heidy Tusso presentaron detalladamente cada una de las actividades a realizar, como tapar las piqueras del tronco, descope y retiro de las ramas, tala de la parte superior del sauce y ubicación de la abeja reina.

El equipo operativo, en cabeza de Jhon Díaz, ingeniero del grupo de arbolado adulto del Jardín Botánico, lideraría la tala controlada por secciones. Jhon Jairo Barahona, uno de los seis operarios de la cuadrilla, fue seleccionado para descopar y talar el árbol.

El IDPYBA y los dos apicultores estarían en cabeza del equipo biológico, con actividades como el rescate, traslado y reubicación de las abejas. El Cuerpo de Bomberos prestaría el apoyo en el manejo del enjambre.

Laura Santacruz, bióloga del JBB, y Eduardo Dimaté, médico veterinario del IDPYBA, estarían pendientes del estado de las abejas. “Antes de iniciar, vamos a revisar la colonia con una cámara de calor para verificar cuánta área del árbol ocupa”.

“Solo las personas con los trajes especializados van a estar cerca del sauce durante el procedimiento, es decir no más de seis. No queremos que este operativo histórico se nos convierta en una emergencia”, precisó Cano.

Mas de tres horas

Las manecillas del reloj marcaban las 6:15 de la tarde cuando Jhon Jairo Barahona, operario del JBB, empezó a treparse por el tronco del sauce llorón. Tenía puesto el traje especial y todos los arneses obligatorios para el trabajo en alturas.

Para evitar que las abejas se salieran de su refugio por el ruido de la motosierra, los dos apicultores aplicaron un humo (cajas de huevo quemadas) por una de las piqueras. “De esta forma se duermen y relajan. Luego tapamos con papel periódico las dos piqueras”.

Durante aproximadamente una hora, Barahona, un hombre moreno del Pacífico colombiano, dejó al sauce de una altura cercana a los tres metros. Este proceso contó con el apoyo de sus compañeros, quienes le daban las indicaciones para moverse e intervenir.

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Luego del segundo PMU, los apicultores acercaron las cajas tecnificadas y baldes al sitio del sauce llorón. El tronco perdió más altura, quedó de un metro aproximadamente, y con barras empezaron a abrirlo para ir retirando la colmena.

“El retiro de la colmena debe ser muy cuidadoso porque no podemos afectar a la reina; si ella muere, las obreras también. Utilizamos una aspiradora especial que conectamos a los baldes para rescatar a las abejas y así reubicarlas en las cajas tecnificadas”, dijo el apicultor.

Hacia las ocho de la noche, luego del retiro de una gran cantidad de madera con miel, el tronco del sauce quedó con hueco profundo que permitía ver sus raíces. Según Cano, la cámara de calor evidenció que se trataba de una colonia de gran tamaño.

“Una reina, que vive cerca de tres años, puede poner hasta 5.000 huevos a la semana. En el tronco del sauce, que estaba totalmente hueco, las abejas encontraron un sitio ideal para construir su colmena”.

Los expertos siguieron cavando y retirando los panales de miel durante más de una hora. Hacia las 9:20 de la noche, evidenciaron una abeja más grande que las demás que estaba protegida y custodiada.

“Con la ubicación de la reina y el rescate de la mayoría de sus abejas obreras, llegamos al final de esta articulación histórica en la ciudad. Los dos apicultores se las llevaron a su finca en la ruralidad de Usme, donde seguirán polinizando y produciendo miel”, afirmó Cano.

El JBB y el Cuerpo de Bomberos acordonaron la zona donde estaba el sauce llorón, medida preventiva que busca evitar el ingreso de personas curiosas. “Les dijimos que es normal encontrar abejas muertas por la zona; pero la mayoría fueron rescatadas”, apuntó Tusso.

Jhon Alexánder Hernández, el apicultor que se llevó a las abejas rescatadas, aseguró que en su finca de Usme las va a cuidar y les hará seguimiento para que tengan una buena vida libre de cualquier maltrato.

“Me pareció fabuloso que las entidades del Distrito se unieran para hacer este rescate de abejas. Fue una experiencia muy positiva que nos dejó muchas enseñanzas y espero participar en otras intervenciones; esta alianza no termina”.

Sigue la articulación

En el último PMU de la jornada que rescató a miles de abejas del sauce llorón, cada una de las entidades y participantes contó su experiencia y los aspectos que se deben mejorar para futuras actividades conjuntas.

La profesional social del Jardín Botánico destacó que la articulación interinstitucional arrojó muchos conocimientos. “Fue una actividad muy positiva donde todos aprendimos sobre el manejo de las abejas y el arbolado urbano de la ciudad”.

El Cuerpo de Bomberos, que llevó tres de sus carros para la actividad, aseguró que los participantes actuaron de una manera adecuada y por eso no se presentaron inconvenientes. “Solo recomendamos tener un poco más de cuidado con los equipos de seguridad”.

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El líder del programa de palomas de plaza y abejas comunes del IDPYBA anunció que este ejercicio les permitirá a las entidades consolidar el primer protocolo distrital para el rescate de abejas en el arbolado de la ciudad.

“Solo estará enfocado en el tema de arborización. En el caso de redes eléctricas, nosotros trabajamos en conjunto con la gerencia ambiental de ENEL, Codensa y el Cuerpo Oficial de Bomberos”.