El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo

Caucho Sabanero centenario

Desde hace más de 100 años, un caucho sabanero de 22 metros de alto y un peso de 150 toneladas, ha engalanado uno de los sitios más concurridos de la localidad de Chapinero: la Carrera Séptima con calle 75.

Este árbol patrimonial logró sobrevivir al trasladado de 15 metros de su sitio de origen, un movimiento histórico que fue realizado en el año 2010 para dar paso a un edificio moderno y ecológico.

El Jardín Botánico le realizó tratamiento integral a este centenario. Más de 10 profesionales y operarios le hicieron fertilización foliar, podas sanitarias y remoción con presión regulada en sus ramas. Nueva crónica #BogotáReverdece.

No hace falta ser ingeniero forestal para evidenciar que se trata de un árbol centenario. Su ancho tronco, con 1,8 metros de diámetro, cuenta con múltiples cicatrices y varios parches de color verde que parecen curitas cubriendo posibles heridas.

Algunas de sus imponentes ramas fueron cortadas y otras están sujetas a cuerdas gruesas que evitan su desprendimiento por un fuerte viento. Gran parte de las hojas de su copa están ausentes o secas, como si se tratara de la cabeza de un ser humano afectada por la calvicie.

Sin embargo, la vida prevalece en este caucho sabanero ubicado en la Carrera Séptima con calle 75. El verde de las hojas de su parte media luce intenso, no presenta inclinación, sus raíces están aferradas al suelo y cientos de rebrotes lo decoran.

El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo
El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo

Todo indica que este árbol de la localidad de Chapinero, con una altura de 22 metros y un peso de 150 toneladas, supera los 100 años de vida. Por eso, hace parte del listado de los 152 individuos arbóreos catalogados como patrimoniales o de interés en Bogotá.

Según las Fichas de Árboles Patrimoniales y el Atlas Histórico de barrios de Bogotá, documentos del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), este caucho sabanero ha sido testigo de la urbanización de la zona.

“En 1933, lo que es hoy el barrio Rosales, fue comprado por Alexander Koppel, una finca que iba desde la Carrera Séptima hasta la cresta de los Cerros Orientales y que contaba con abundantes fuentes hídricas”.

Luego, en 1935, Roberto Botero Escobar presentó el proyecto de la urbanización Rosales, realizado por una firma norteamericana y que consideró destinar el 25,6 % del área total del lote para vías y zonas verdes.

En las fotos de la época aparece el caucho sabanero en el antejardín de una quinta que perteneció a la familia Koppel. “Es un árbol de grandes proporciones, con ramificaciones y amplia frondosidad tanto en hojas como en la copa”.

En 1972, la especie caucho sabanero (Ficus soatensis) fue escogida como el árbol insignia de Bogotá, debido a su longevidad, resistencia, rápido crecimiento y valor paisajístico. Sin embargo, en 2002 el Concejo de la ciudad le dio este título al nogal (Juglans neotropica).

El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo
El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo

Un largo traslado

El 8 de octubre de 2009, cuando este árbol caucho sabanero contaba con más de 90 años de vida, la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) autorizó a la Constructora 75 para que realizara el bloqueo, traslado y reubicación del árbol a 30 metros de su lugar de origen.

La razón de su cambio de morada era la construcción de un edificio moderno y ecológico de nueve pisos, hoy en día llamado BNP Paribas Cardif y que tiene un concurrido gimnasio en su primer piso.

Cuando todo estaba listo para el traslado, una acción popular de los vecinos del sector frenó el movimiento y lo retrasó durante varios meses. La medida obligaba a la Constructora 75 a sentarse a dialogar con la comunidad para llegar a un acuerdo.

Luego de varias reuniones entre ambas partes, que contaron con la presencia de las entidades ambientales del Distrito, se llegó a un veredicto conjunto: el imponente caucho sería trasladado solo 15 metros, la mitad de lo que había autorizado la SDA.

El domingo 25 de julio de 2010, en horas de la mañana, los profesionales y maquinarias contratadas por la Constructora 75 llegaron a la Carrera Séptima con calle 75 para hacer el traslado del árbol, una operación que estaba contemplada en 10 horas.

Según los comunicados de prensa publicados por la SDA en esa época, en el traslado participaron tres grúas con capacidad de más de 200 toneladas cada una, medio centenar de operarios y profesionales de la entidad.

Los vecinos del sector monitoreban la operación desde las ventanas de los edificios, mientras que decenas de transeúntes miraban con sorpresa cómo las máquinas levantaban el pesado árbol, con todas su raíces, para ubicarlo en su nuevo hogar.

El movimiento, catalogado como histórico en la época, duró 14 horas. El caucho sabanero, al que le hicieron una extensa jardinera en su base llena de lirios con flores moradas, presenció la construcción del moderno edificio y se adaptó a la zona.

El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo
El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo
El caucho sabanero centenario que sigue reverdeciendo

Nuevo tratamiento

La Constructora 75 no dejó a la deriva al emblemático caucho sabanero. Luego de su traslado, que tuvo una inversión superior a los 480 millones de pesos, le realizó múltiples tratamientos e intervenciones para que continuara embelleciendo el sector.

Le inyectó nutrientes y fertilizantes, sujetó varias de sus ramas con cuerdas para evitar una posible caída y sanó las heridas de su vasto tronco. La constructora contrató a un cirujano experto en árboles para que sobreviviera.

Luego de 12 años del traslado, este patriarca arbóreo de Chapinero sigue rozagante de verde y deleitando la vista de los habitantes y transeúntes del sector, quienes aún se sorprenden por su gran porte y resistencia.

Sin embargo, el caucho sabanero centenario no es ajeno a las plagas (insectos, hongos y bacterias) y enfermedades que afectan a los más de 1,3 millones de árboles que habitan en las áreas urbanas de la capital del país.

Por eso, el equipo MIPE (Manejo Integral de Plagas y Enfermedades) del Jardín Botánico de Bogotá (JBB) lo visitó para realizar varios procedimientos fitosanitarios, una medicina con la que se espera continúe reverdeciendo.

Marcela Albornoz, bióloga del JBB, fue la encargada de liderar el tratamiento integral del caucho sabanero, una actividad que fue realizada el pasado sábado 17 de septiembre y la cual contó con más de 10 operarios de la entidad y del consorcio Arbolado Bogotá.

“Debido al tamaño del árbol contratamos al consorcio para que trajera su maquinaria especializada, la cual puede extenderse a más de 20 metros de altura”, aseguró la profesional.

Poda sanitaria, aspersión foliar y lavado de sus ramas, fueron las actividades seleccionadas por Albornoz para hacerle el tratamiento integral al abuelo caucho sabanero, el cual duró más de ocho horas.

 

Apetecido por insectos

Luego de acordonar la zona para evitar molestias a los transeúntes, la bióloga corroboró que las ramas y hojas de la parte media del caucho estaban afectadas por una plaga, la cual genera la presencia de copos de color blanco.

“El caucho sabanero es susceptible a la acción de varios insectos fitófagos que succionan su savia. Como mecanismo de protección de sus estados más inmaduros, como las hojas y ramas, el árbol genera estructuras algodonosas”.

Un pequeño insecto con alas de la familia de los psílidos es el que está afectando algunas partes del caucho centenario. “Por ser volador tiene mucha facilidad de dispersión”, precisó Albornoz.

Al constatar la presencia de este insecto, los operarios del JBB utilizaron una manguera para limpiar las ramas y hojas del árbol, una remoción con presión regulada utilizada para controlar las plagas.

Los ciudadanos que llegaban al edificio para hacer ejercicio en el gimnasio, miraban con curiosidad el frente de trabajo. Por su parte, los conductores detenían sus vehículos para tratar de averiguar las razones de la actividad.

Finalizado el lavado de las ramas inferiores, el consorcio Arbolado Bogotá maniobró una máquina de porte mediano y color azul para lograr llegar a las partes más altas del caucho sabanero, donde las ramas y hojas estaban secas o marchitas.

“Esta técnica, llamada poda sanitaria, consiste en quitar las ramas muertas de los árboles. Luego de retirarlas, realizamos una aspersión foliar orientada a la incorporación de nutrientes y fertilizantes; también aplicamos un repelente orgánico que previene futuros ataques de plagas y enfermedades”.

Llegar a las ramas secas de la copa del caucho fue la actividad más dispendiosa del tratamiento del árbol patrimonial, ya que los operarios debían calcular con exactitud el paso de la grúa para no afectar otras zonas o el inmobiliario del edificio.

Según Albornoz, el caucho sabanero es una de las especies de Bogotá que se ha visto bastante afectada por diversas plagas, por lo cual es una de las más visitadas por el equipo MIPE del Jardín Botánico.

“Además del psílido que evidenciamos, a los cauchos sabaneros los afectan la Pulvinaria caballeroramosae, reportada exclusivamente en esta especie; la Pulvinaria psidii, otro tipo de ecama; Ceroplastes; y pseudococcus como la conocida cochinilla harinosa”.

Un sobreviviente

A pesar del insecto que se está alimentando de su savia y de las múltiples ramas u hojas secas, este caucho sabanero centenario presenta un buen estado de salud y continúa reverdeciendo este transitado sector de la localidad de Chapinero.

“Esto se debe a todos los cuidados y tratamientos que la constructora le ha hecho desde que fue trasladado, además de las intervenciones del equipo MIPE del JBB. Es evidente que lo han cuidado mucho y está en monitoreo”, dijo Albornoz.

Este árbol es una de las prioridades del Jardín Botánico. “Por tratarse de un individuo longevo, patrimonial y emblemático, le realizaremos constantes monitoreos y tratamientos mínimo una vez al año”.

La bióloga espera que el reciente tratamiento y manejo integrado del caucho sea efectivo. “Este procedimiento va direccionado a mantener sus buenas condiciones, mejorar su estado sanitario y fortalecer su nivel estructural”.

 

El caucho sabanero es una especie que puede vivir hasta 200 años. Con los nuevos tratamientos y el cuidado y monitoreo constante de la constructora, todo indica que este centenario puede llegar a esa edad.