La Felicidad: la ciudadela de Fontibón que reverdeció con la ayuda de la comunidad
El Jardín Botánico de Bogotá (JBB) plantó 383 árboles en varios andenes, parques y separadores de este barrio residencial.
La Felicidad reverdeció con más de 20 especies arbóreas, como cedro, arrayán, chicalá amarillo y rosado, roble, liquidámbar, palma de cera, alcaparro, yarumo y abutilón.
Habitantes del sector, miembros de Asofelicidad y la Junta de Acción Comunal y estudiantes del SENA, ayudaron a pintar de verde la zona. Nueva crónica #BogotáReverdece.
Milena Ospina siempre soñó con conformar su hogar en una zona que tuviera muchos árboles. Anhelaba que sus futuros hijos pudieran respirar un aire más puro y enamorarse de las aves, mariposas y abejas que atraen los frutos, semillas y flores de estos tesoros naturales.
Hace 10 años, luego de casarse y tener a su primer hijo, encontró el sitio ideal para materializar su sueño: ‘La Felicidad: la ciudad parque’, un megaproyecto de 100 hectáreas que empezaba a construirse entre las calles 13 y 23, la Avenida Boyacá y la carrera 80.
“Nos vendieron la propuesta de una ciudadela verde, es decir que íbamos a vivir en medio de un bosque urbano. Pero mientras se consolidaba el barrio, no vimos ninguna plantación por parte de la constructora encargada del proyecto”.
Mientras criaba a sus dos hijos y decoraba su apartamento propio en uno de los conjuntos residenciales, ubicado cerca de la Avenida Boyacá con Calle 13, Milena vio como varios de los habitantes del sector empezaron a reverdecer el barrio.
“Duramos muchos años sin árboles. Luego, varias personas de la comunidad que son ambientalistas tomaron la vocería y sacaron de sus propios recursos para comprar árboles y plantarlos en los parques, andenes y separadores”.
La ciudadana quería ser parte de ese trabajo comunitario y ambiental liderado por los residentes de La Felicidad. Por eso, decidió ser parte de Asofelicidad, una organización de vecinos que busca el bienestar de la ciudadela.
“Nuestro objetivo es tener un barrio verde y sostenible. Sin embargo, evidenciamos que la constructora no estaba haciendo la tarea de reverdecer la zona con nuevos árboles, por lo cual esa actividad fue realizada por la comunidad”.
Rocío Portilla, una de las primeras habitantes del barrio y actual presidenta de la Junta de Acción Comunal, también tiene frescos los recuerdos de la urbanización y arborización de esta zona de la localidad de Fontibón.
“Nos percatamos que nadie le estaba haciendo mantenimiento a los árboles plantados. Por eso, varios líderes fuimos al Jardín Botánico de Bogotá (JBB) y nos dijeron que no podían hacer nada porque la constructora no había hecho la entrega oficial del arbolado al Distrito”.
Futuro bosque
Debido a que la comunidad seguía plantando árboles sin ningún tipo de conocimiento técnico y la constructora Inversiones Inmobiliarias Vendome no hacía la entrega del arbolado, el Jardín Botánico inició un trabajo mancomunado.
“Hicimos varias reuniones con la constructora para poder articularnos con la comunidad, además de recorridos por las zonas ya arborizadas con los representantes de Asofelicidad y la JAC”, dijo Ximena Godoy, ingeniera del JBB.
Luego de un arduo y extenso trabajo social con todas las partes, la entidad creó un proyecto para manejar el arbolado del barrio, es decir hacer el mantenimiento a los árboles presentes y definir nuevas plantaciones en las unidades de gestión.
“Evidenciamos que las unidades de gestión 1, 2, 3 y 7 contaban con áreas para plantar más de 380 árboles y que algunos de los individuos ya plantados representaban un riesgo para la comunidad, como varias acacias, una especie exótica con raíces poco profundas”, indicó Godoy.
El reverdecer de La Felicidad, un barrio conformado por cerca de 40 conjuntos residenciales donde viven más de 15.000 familias, se concibió como un trabajo conjunto entre la comunidad, el Jardín Botánico y la constructora, que hizo la entrega del arbolado en las zonas verdes.
“El objetivo es reverdecer el barrio con nuevas especies aptas para la zona y realizar el mantenimiento a los árboles que ya fueron plantados. La JAC y Asofelicidad hacen parte importante de este proyecto mancomunado”, precisó la ingeniera del JBB.
El objetivo es que los más de 380 nuevos árboles en La Felicidad consoliden bosques urbanos y corredores ecológicos en el futuro. Por esta razón, el JBB seleccionó más de 20 especies, tanto nativas como exóticas.
Este listado está conformado por cedro, roble, pajarito, guayacán de Manizales, carbonero, palma de cera, chiripique, chicalá rosado y amarillo, cajeto, fuchsia boliviana, liquidámbar, alcaparro enano, tibar, yarumo, abutilón, arrayán, ligustro, falso pimiento y Tephrosia.
Plantaciones comunitarias
El 28 de septiembre del año pasado, en horas de la mañana, el JBB realizó la primera jornada de plantación en La Felicidad. La meta era reverdecer un sector de la unidad de gestión número 7 con 48 nuevos árboles.
Más de 10 habitantes del barrio, como miembros de la JAC y habitantes de los conjuntos residenciales La Riviera, La Cascada, El Jardín, El Prado y el Bosque La Esperanza etapa 1, participaron en la actividad ambiental.
“En esta zona plantamos árboles de especies como liquidámbar, cedro, guayacán de Manizales, arrayán, chicalá amarillo, roble, ligustro y falso pimiento. El objetivo es aumentar la diversidad en el arbolado del barrio”, apuntó Godoy.
La Armada Nacional también participó en la plantación y adoptó varios árboles, al igual que los habitantes de la zona. “Estos 48 árboles fueron donados por Bavaria. La constructora donó la tierra y realizó el ahoyado, es decir abrir los huecos de un metro cúbico de profundidad”.
Rocío Portilla, la presidenta de la JAC, participó en esta actividad y quedó bastante satisfecha con las plantaciones mancomunadas. “Con el acompañamiento del JBB y el apoyo de la comunidad, nuestros nuevos árboles van a crecer hermosos y serán la casa de los colibríes”.
Un mes después, la ciudadela La Felicidad fue testigo de una plantación masiva de 281 árboles en varios andenes, separadores y parques de bolsillo de las unidades de gestión 1, 2 y 3, ubicadas a espaldas del centro comercial Multiplaza.
30 operarios y siete ingenieros del JBB se encargaron de liderar esta jornada masiva, la cual contó con la participación de más de 50 habitantes del barrio y miembros de Asofelicidad y la Junta de Acción Comunal.
“En estos sectores escogimos 14 especies arbóreas y arbustivas, como pajarito, guayacán de Manizales, carbonero, palma de cera, chiripique, chicalá rosado, cajeto, fuchsia boliviana, liquidámbar, alcaparro enano, tibar, yarumo y abutilón”, aseguró Godoy.
Varios de los participantes le rindieron homenajes a los seres queridos que perdieron hace poco. Una de ellas fue Hilda Piñeros, que vive desde hace casi una década en uno de los conjuntos residenciales.
“Traje las cenizas de Fiona, una gata hermosa que me acompañó durante muchos años. Se las eché en el hueco antes de plantar un hermoso liquidámbar, un árbol donde mi gatica seguirá presente. Escribí su nombre en el tutor de madera”.
Saulo Penagos plantó cerca de 10 árboles y se comprometió a cuidarlos. “Los profesionales del JBB nos contaron que la variedad de especies conformarán un corredor ecológico y atraerán a los polinizadores. Fue muy bonito ver a niños, jóvenes y abuelos ayudando a la naturaleza”.
Cierre con broche de oro
En la tercera y última jornada de plantación en La Felicidad, realizada el miércoles 16 de noviembre, los estudiantes del tecnólogo en salud ambiental y seguridad sanitaria del SENA fueron los protagonistas.
A las 9:30 de la mañana, más de 15 jóvenes del Servicio Nacional de Aprendizaje y dos de sus profesores llegaron a un largo separador ubicado detrás del centro comercial Multiplaza para plantar 54 árboles.
Allí los esperaban, con varias palas y carretillas, los ingenieros y operarios del JBB, trabajadores de la constructora y Milena Ospina, quien se encarga de coordinar los proyectos sociales y ambientales de Asofelicidad.
Godoy tomó la vocería y reunió a los estudiantes en círculo para darles las indicaciones técnicas de la actividad. Como ninguno había plantado un solo árbol, la ingeniera les contó los detalles que hay detrás de las plantaciones.
“Pocas personas saben que toda la ciudad fue construida sobre escombros. Por eso, para abrir un solo hueco de un metro cúbico de profundidad nos podemos demorar varias horas para retirar todos esos residuos sólidos”.
Los árboles plantados en las zonas urbanas de Bogotá requieren de nueva tierra. “Luego de abrir los huecos, debemos rellenarlos con tierra abonada. Hay que tener mucho cuidado al quitar la bolsa plástica que contiene el pan de tierra del árbol, donde están las raíces”.
Los estudiantes tampoco sabían que, antes de introducir el árbol en su nuevo hogar, es necesario aplicar un hidroretenedor. “Como su nombre lo indica, esta sustancia gelatinosa retiene el agua, es decir que le dará humedad al árbol”.
En la tercera plantación en La Felicidad, el JBB escogió especies como chicalá rosado, liquidámbar, roble, alcaparro enano y Tephrosia.
“Las especies que escogimos para reverdecer este barrio de Fontibón cuentan con varios servicios ecosistémicos, como mitigar la radiación del sol, controlar las inundaciones, recuperar el suelo y brindar alimento a las aves y polinizadores”, manifestó Godoy.
Luego de aprender las lecciones ambientales, los estudiantes, en menos de una hora, plantaron los 54 árboles con ayuda de los operarios e ingenieros del Jardín Botánico.
Óscar Arévalo, instructor de planta del tecnólogo en salud ambiental y seguridad sanitaria del SENA, aseguró que este tipo de actividades permiten a los estudiantes afianzar los aprendizajes que reciben en las clases.
“Desde el punto de vista comunitario, ellos deben desarrollar competencias relacionadas con la participación social, algo que pueden aprender en actividades como las plantaciones de árboles. También entienden el rol de los ecosistemas en la salud de la comunidad”.
Sigue el trabajo
El reverdecer de La Felicidad no termina con la plantación de los 383 nuevos árboles en varios andenes, separadores y parques de bolsillo del barrio. Ahora, la tarea más grande está en manos de la comunidad.
“El JBB realizará el mantenimiento de los árboles durante varios años. Pero para que crezcan y se desarrollen adecuadamente, necesitamos de la participación de los habitantes del barrio, quienes deben cuidarlos y protegerlos”, apuntó Godoy.
La principal problemática de los árboles de La Felicidad son los orines de las mascotas que tiene la comunidad, en especial los perros, una sustancia ácida que afecta considerablemente las raíces y acaba con su crecimiento.
“Varios de los habitantes del sector se comprometieron a hacer cercas alrededor de los árboles para que los perros no lleguen a orinar en su tronco. Les recomendamos no utilizar plástico, ya que los árboles pueden ahogarse”, indicó la ingeniera.
Asofelicidad está trabajando con la comunidad para mitigar esta problemática. “Creamos un Club Ambiental donde los niños y sus familias aprenden a cuidar los árboles y concientizamos a los dueños de las mascotas sobre el daño que hace la orina”, informó Milena Ospina.
Según esta ciudadana, varios de sus vecinos se comprometieron a hacer los cerramientos, fertilizar y regar los árboles cuando lo necesiten. “Otras personas se encargarán de sensibilizar a los dueños de los perros y a los niños que les arrancan las ramas a los árboles”.
La presidenta de la JAC aseguró que en el barrio se están gestando dos proyectos para mitigar la problemática. “El primero es Ateneo Feliz, iniciativa que busca enseñarle a la comunidad a hacer una buena tenencia de las mascotas; el segundo es construir parques exclusivos para perros”.