Historias del verde urbano: ¡Siembra por el agua en la reserva Thomas van der Hammen!

La Fundación Riparia, en alianza con Agenda del Mar, invitaron a los voluntarios Prosegur a rendirle un homenaje al recurso hídrico en Las Mercedes, zona que hace parte de la reserva Thomas van der Hammen.
Siembra de 50 árboles de especies nativas, recorridos por el bosque y la zona de camellones y charlas técnicas, fueron algunas de las actividades en honor al agua.
En este predio de 28,5 hectáreas, el Jardín Botánico lidera un proyecto de restauración ecológica que ha consolidado un bosque con más de 53.600 árboles nativos.
Riparia, una fundación que lidera proyectos de soluciones basadas en la naturaleza para la gestión sostenible del agua, quería realizar una serie de actividades ambientales en una zona de la localidad de Suba que está en proceso de restauración ecológica.
A través de una alianza con Agenda del Mar, el objetivo era invitar a cerca de 50 voluntarios de la fundación Prosegur, compañía líder en el sector de la seguridad privada, a conocer y recorrer Las Mercedes, un predio de 28,5 hectáreas ubicado en la reserva Thomas van der Hammen.
Natalia Acero, Diego Restrepo y Diego Huertas, profesionales ambientales y fundadores de Riparia, se contactaron con el Jardín Botánico de Bogotá (JBB), entidad que lleva más de cuatro años restaurando el predio con la siembra de especies nativas del bosque altoandino.


Paola Piñeros, coordinadora del equipo de restauración ecológica del JBB, y Laura Vera, profesional del equipo social de la Subdirección Técnica Operativa de la entidad, les propusieron realizar una jornada de siembra.
“Teníamos listos 50 árboles de 10 especies nativas para sembrar en una de las áreas de Las Mercedes, material que propagamos en nuestro vivero satélite. Por participar en la jornada, la fundación se comprometió a donarnos bolsas para la disposición de residuos vegetales”.
El itinerario propuesto por Riparia también incluía actividades como caminatas por la zona de camellones que colinda con el humedal La Conejera, el bosque donde habita un cedro con más de 200 años y varias charlas técnicas.
Con estas actividades, la fundación quería rendirle un homenaje al agua, en especial a los cuerpos hídricos que hacen parte de la cuenca del río Bogotá, y que los voluntarios de Prosegur conocieran de dónde viene el recurso que surte a la capital del país.
“La actividad quedó programada para el sábado 10 de mayo, dos días antes de la celebración del Día del río Bogotá. Esta fecha fue declarada en 2017 por el Concejo de Bogotá a través del acuerdo 667”, dijeron las profesionales del JBB.
Agua bendita
A las 7:30 de la mañana, más de 60 personas de las dos fundaciones atravesaron las puertas del predio Las Mercedes en dos buses. Los vehículos estacionaron en una zona cubierta por la sombra de un longevo eucalipto de gran porte.
Los fundadores de Riparia les dieron la bienvenida a la Thomas van der Hammen, una reserva forestal productora de 1.395 hectáreas que fue bautizada en honor al geólogo que la estudió durante décadas.
“Este sitio es muy poderoso para conectarnos con la naturaleza y el agua: la reserva está ubicada entre el río Bogotá y el humedal La Conejera. Riparia fue fundada hace un año con el objetivo de poder conectar a la gente con el recurso hídrico”, aseguró Natalia Acero.


Según Diego Huertas, esta fundación busca conservar el agua a través de un trabajo técnico y con las comunidades. “Riparia es el nombre de la vegetación que crece a los lados de los ríos, un ecosistema fundamental porque conecta el agua con los demás recursos naturales”.
Antes de iniciar con los recorridos por Las Mercedes, Acero les informó a los voluntarios de dónde viene el agua que surte a la capital del país, es decir de los sistemas de Chingaza (75%), cuenca del río Bogotá (20%) y Sumapaz (5%).
“La reserva, que antes era un gran humedal, es un sitio muy importante porque conecta a los ecosistemas de alta montaña, como los páramos, con el río Bogotá. Funciona como una esponja y regula las inundaciones”.
Luego de la primera charla técnica sobre el recurso hídrico, Daniel Escobar, profesional social del Jardín Botánico, llevó a los voluntarios de la fundación Prosegur a una zona de la reserva que aún mantiene la técnica de siembra de los muiscas.
Se trata de unos camellones o plataformas elevadas de tierra rodeadas de canales, representaciones de los sistemas de agricultura que utilizaba este pueblo indígena anfibio para aprovechar el agua en sus cultivos.
Según los expertos de Riparia, los muiscas hacían estos camellones alrededor de los canales para mejorar las condiciones de los cultivos. “Durante el invierno, los canales se llenaban totalmente y nutrían los suelos de los camellones, sitios donde los muiscas tenían sus cultivos”.
En la época seca, los indígenas recogían todo el sedimento de los canales para nutrir los camellones. “En esta zona de la reserva van der Hammen podemos ver aún esta técnica utilizada por los muiscas, los primeros habitantes de la sabana”.
Cedro abuelo y siembra
Los voluntarios de la fundación recorrieron varias de las zonas de la reserva que el Jardín Botánico ha restaurado con 53.661 árboles y arbustos de más de 60 especies nativas, como chocho, nogal, corono, cedro nogal, duraznillo, aliso, arrayán, cajeto y chicalá.
Al frente de una de las áreas en vía de restauración, Riparia realizó una actividad de conexión con el agua, el bosque y la biodiversidad. Por medio de lanas de colores, los participantes tejieron una red mientras decían cuál era su percepción sobre los recursos naturales.
La jornada de homenaje al agua continuó en uno de los sitios más importantes de la reserva: una zona de bosque primario donde sobresale un árbol de gran porte con un tronco ancho y cubierto por musgos, líquenes y hongos.


“Se trata de un cedro poderoso, el abuelo de esta región”, mencionó Acero. El profesional social del JBB complementó que es un árbol muy importante para la comunidad muisca de Suba. “Ellos aseguran que tiene más de 200 años y es el guardián del bosque de Las Mercedes”.
Los voluntarios se conectaron con el abuelo cedro por medio de abrazos y luego participaron en otra charla técnica. Los fundadores de Riparia informaron que en Bogotá solo sobrevive el 20% de los humedales originales, representados en 17 cuerpos de agua.
Terminada la actividad de conexión, los visitantes se dirigieron al área donde se sembrarían los 50 árboles de 10 especies nativas. Allí los esperaban Johana Rueda, ingeniera forestal del JBB encargada del proyecto en Las Mercedes, y cinco operarios.
“Hoy vamos a plantar especies como cucharo blanco, cucharo de páramo, salvio, tomatillo y tinto. Nos vamos a dividir en cinco grupos, cada uno de 10 voluntarios, que estarán liderados por uno de nuestros operarios”.
Cómo la mayoría de voluntarios no había plantado antes, Wilson Jaramillo, uno de los operarios más expertos en restauración ecológica, les explicó la técnica. El primer paso es abrir el hueco, actividad que realizó el personal del JBB.
“Luego medimos el árbol en el hueco, le retiramos con mucho cuidado la bolsa, lo ubicamos en el centro del hoyo y aplicamos la tierra. El último paso es pisar la zona para que no queden bolsas de aire”.
Durante aproximadamente una hora, los voluntarios y directivos de ambas fundaciones sembraron los 50 árboles nativos como un homenaje al agua de Bogotá, un recurso que hace poco estuvo en primera debido al racionamiento.
“Esta actividad también buscó concientizar a los participantes sobre el cuidado que debemos tener con el agua de la ciudad. A través de la siembra estamos aportando un granito de arena a esa conservación de nuestro mayor tesoro”.