Historias del verde urbano: Las maravillas aladas de Cerro Seco
El Jardín Botánico José Celestino Mutis realizó una jornada de avistamiento por varias zonas de esta área protegida de Ciudad Bolívar que limita con el municipio de Soacha.
20 especies de aves fueron registradas durante el recorrido que contó con la participación de varios habitantes de la localidad.
Los pajareros conocieron el mayor tesoro alado de este parque ecológico de montaña: la alondra cornuda, una subespecie endémica del altiplano cundiboyacense.
Bogotá, 9 de octubre de 2025. Las zonas montañosas de Ciudad Bolívar custodian uno de los mayores tesoros biodiversos de Bogotá, 199,03 hectáreas donde sobrevive un ecosistema en peligro de extinción: el bosque subxerofítico o enano.
Se trata de Cerro Seco, un Parque Distrital Ecológico de Montaña que limita al occidente con el municipio de Soacha y se caracteriza por su vegetación espinosa y de porte pequeño que resiste el déficit de agua.
“Son áreas caracterizadas por su condición de sequía climática y periodos secos mayores de seis meses, en las que los factores de relieve determinan su ubicación”, cita el Plan de Manejo Ambiental de esta área protegida.


Según una caracterización de la flora elaborada por el Jardín Botánico de Bogotá (JBB), Cerro Seco alberga 190 especies botánicas, de las cuales 22 son endémicas. Una de las más emblemáticas es la orquídea muisca, identificada recientemente.
En cuanto a la fauna, la Secretaría Distrital de Ambiente ha registrado más de 100 especies: 67 de vertebrados y 36 de invertebrados. “Los grupos más diversos son las aves y los insectos. En Cerro Seco hay presencia de 11 especies o subespecies endémicas o casi endémicas”.
Dentro de las 60 especies de aves que habitan o han sido registradas en Cerro Seco, una se convirtió en su mayor representante alado: la alondra cornuda (Eremophila alpestris peregrina), una subespecie endémica de las zonas planas y secas del altiplano cundiboyacense.
El plan de manejo de este parque de montaña informa que la alondra cornuda se alimenta de artrópodos, semillas y material vegetal y anida en huecos en el suelo. “Al parecer, la de Cerro Seco es la segunda población más numerosa de esta subespecie”.
Otras joyas aladas de esta área protegida del sur de Bogotá son el chamicero cundiboyacense (Synallaxis subpudica – especie endémica) y dos casi endémicas: jilguero andino (Spinus spinescens) y el picocono rufo (Conirostrum rufum).
El agua también es protagonista en Cerro Seco. Entre sus montañas está incrustada la Laguna Encantada, cuerpo hídrico que se nutre de la quebrada La Trompetica y está catalogado como un humedal de montaña andino de ladera.
“Este humedal es considerado estratégico por su riqueza de biodiversidad y endemismos, así como por sus servicios ecosistémicos. Sin embargo, su entorno carece de estudios adecuados y enfrenta amenazas constantes”, menciona el plan de manejo.
¡A pajarear!
Alejandra Moreno, licenciada en biología del equipo social de la Subdirección Técnica Operativa del Jardín Botánico, lidera procesos comunitarios en las zonas aledañas al bosque urbano Arborizadora Alta, en Ciudad Bolívar.
Varios ciudadanos le habían manifestado un gran interés por conocer Cerro Seco, un área protegida que la mayoría de los habitantes de esta localidad del sur de la ciudad desconocen o no han tenido la oportunidad de ver con sus propios ojos.
“Ante esto, les propuse realizar una jornada de avistamiento durante toda una mañana en varios sitios del parque distrital de montaña. El objetivo principal sería registrar la alondra cornuda, la joya de las aves del sitio”.


La profesional invitó a Laura Santacruz, bióloga del grupo de arbolado adulto del JBB, y a Natalia Rocha, licenciada en biología de su equipo de trabajo, para que la apoyaran durante la jornada que fue agendada para el lunes 6 de octubre.
“Susana, una de las habitantes del territorio, se comprometió a compartir información sobre el contexto local y las dinámicas socioambientales del lugar. A las demás personas de la comunidad les recomendamos llevar bastante líquido, bloqueador y usar ropa cómoda”.
La pajareada en Cerro Seco inició a las siete de la mañana en un sitio cercano a la Laguna Encantada. Con la ayuda de varios binoculares y permaneciendo en silencio, los expedicionarios comenzaron a maravillarse con la magia alada del área protegida.
“Uno de los avistamientos más sorprendentes fue una bandada de más de 100 individuos de gavilán aliancho (Buteo platypterus), una especie migratoria que arriba al país en esta época del año”, informó Alejandra.
La actividad continuó por otras zonas del parque de montaña y se extendió hasta las 11 de la mañana. En un sector cubierto de pastizales, la bióloga Laura Santacruz registró cinco individuos de la alondra cornuda, tesoro de Cerro Seco que maravilló a todos los participantes.
Las tres profesionales del JBB les contaron a los ciudadanos varios aspectos sobre esta subespecie endémica, como que cuenta con requerimientos muy específicos por solo habitar en este relicto del ecosistema subxerofítico de Bogotá.
“Según la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO), esta subespecie enfrenta una amenaza crítica debido a la explotación minera en el sector de Cerro Seco, donde se encuentra una de las últimas poblaciones reproductivas conocidas”.
La ABO estima que hay tan solo entre 80 y 110 individuos de la alondra cornuda en Cerro Seco. “Este territorio alberga cerca del 50% de la población local, pero evidencia una gran actividad reproductiva. La pérdida de su hábitat podría significar la extinción de la subespecie”.
Además de la alondra y el gavilán aliancho, los pajareros conocieron el chirlobirlo (Sturnella magna), cuco americano (Coccyzus americanus), canario bogotano (Sicalis luteola), garza real (Ardea alba) y varios gorriones, gavilanes y colibríes.
En total fueron registradas 20 especies de aves. “Fue una actividad muy enriquecedora que les permitió a los participantes fortalecer el conocimiento sobre la biodiversidad presente en el territorio y promover el vínculo entre la comunidad y su entorno natural”, concluyó Alejandra.
“En esta jornada de avistamiento fue primordial la guianza local de Susana Lozada. Además de liderar la experiencia, compartió su conocimiento sobre este importante ecosistema vital para la alondra cornuda y otras especies endémicas y la lucha comunitaria por este territorio”, dijeron los participantes.
(*) Agradecimientos a Juan Jiménez por las fotos de las aves.






