El bosque urbano en la imaginación de los niños
Más de 20 niños de la localidad de Puente Aranda participaron en una actividad lúdica y ambiental del Jardín Botánico de Bogotá en el bosque urbano Ecoparque Ciudad Montes.
Luego de recorrer varios sitios de la zona, como la huerta, el bosque de robles, los jardines biodiversos y los árboles plantados recientemente, los pequeños dejaron volar su imaginación.
En varias maquetas, elaboradas con elementos naturales como la hojarasca, plasmaron cómo sueñan un bosque urbano.
El cielo encapotado y un clima más bien paramoso no fue un impedimento para que más de 20 niños se dieran cita el pasado sábado 15 de junio en el Ecoparque Ciudad Montes, el primer bosque urbano de Bogotá postulado por la comunidad.
En esta ocasión, no iban a jugar fútbol, tenis o baloncesto en las canchas del lugar. Tampoco a montarse en los rodaderos o columpios, correr por los senderos o compartir un tiempo con sus familias en alguna de las zonas verdes.
Estos pequeños fueron invitados a una actividad lúdica y ambiental del Jardín Botánico de Bogotá (JBB), la Secretaría de Ambiente y Red de Cuidadores del Bosque Urbano Ciudad Montes.
Yenny Rosas, profesional del equipo social de la Subdirección Técnica Operativa del JBB, sería su profesora. La licenciada en biología llevó decenas de colores y marcadores, además de cartulinas, mapas, bombas y dulces.
“El bosque urbano que sueñan los niños” era el nombre de la actividad. Según Rosas, el objetivo era que los pequeños, la mayoría habitantes de los barrios de Puente Aranda, recorrieran el lugar y así dieran ideas para fortalecer el bosque.
Luego de las presentaciones de los niños, con edades entre los cuatro y 12 años, la profesional del JBB extendió en el suelo un afiche con una figura de flor y varios círculos de varios colores a su alrededor.
“Cada uno de ustedes va a pegar un sticker en el sentimiento que tienen hoy, como alegría, confianza, seguridad, sorpresa, asombro, susto, miedo, depresión, interés, optimismo, decepción o tristeza”.
La mayoría de los pequeños escogió la palabra alegría. Rosas los organizó en forma de círculo y dividió a los participantes en cuatro grupos, cada uno con un líder de la comunidad o funcionario del Distrito.
Luego de nombrar cada uno de los grupos, Rosas realizó una actividad lúdica para vencer la timidez de los niños. Les dio varias bombas con dulces en su interior para jugar el tradicional tingo y tango.
“Cuando yo diga tango, la persona que tiene la bomba debe reventarla y tratar de repartir los dulces con los miembros de su grupo. Vamos a ser respetuosos y no lastimar a los demás; hay premios para todos”.
Valoración de servicios ambientales
Los más de 20 niños, la mayoría de Real Team, un colectivo comunitario que lidera actividades lúdicas y ambientales con niños y jóvenes desde hace seis años, estaban listos para recorrer las zonas del bosque urbano.
Antes de eso, Rosas les dio una charla sobre varios servicios ambientales que presta el bosque urbano, como hábitat de vida silvestre, polinización, eliminación de la contaminación del aire, regulación de microclimas y retención de agua lluvia.
“Cada uno de los grupos irá a una zona del bosque urbano y va identificar los servicios ambientales para luego calificar su estado en este semáforo: verde es adecuado, amarillo intermedio y rojo definciente”.
Durante una hora, los pequeños expedicionaron los sitios y al regresar escogieron a un líder para que explicara los resultados del semáforo. La categoría mejor calificada fue la del buen estado del hábitat para la fauna silvestre.
“Vimos abejas, colibríes y mariposas, además de un búho perchando en una de las ramas más altas de un eucalipto. Los árboles y arbustos están en muy buen estado, aunque creemos que los balones de fútbol pueden afectarlos”, dijeron los niños.
El ruido, la alta presencia de deportistas y la contaminación del lago principal fueron identificadas como problemáticas. “Consideramos que las aves pueden verse afectadas por el exceso de ruido y los deportes de las personas que utilizan el parque”.
Rosas reunió a los cuatro grupos y les dio las instrucciones de la nueva actividad: la elaboración de maquetas con materiales naturales muertos, como hojarasca o ramas, flores y hojas que ya estuvieran en el suelo.
“En las maquetas van a plasmar cómo sueñan el bosque urbano, es decir lo que les gustaría ver en sitios como este hermoso lugar de la localidad de Puente Aranda. Dejen volar su imaginación para hacer una bonita obra ambiental”.
Pétalos de flores de varios colores, hojas grandes y pequeñas, alguna que otra semilla y tierra negra, fueron el común denominador en las maquetas de los pequeños, obras que decoraron con dibujos o recortes de aves, abejas, nubes, el Sol y ríos.
“Aunque este bosque está muy bien cuidado, nos gustaría verlo con más árboles de varios tamaños para que así lleguen muchas aves, abejas y mariposas. Sería muy lindo que tuviera un lago más limpio y muchos jardines coloridos”, expresaron los niños.
Recorrido boscoso y huertero
Los cuatro grupos se dirigieron hacia una zona que no está abierta al público. Se trata del Ecoparque, un área de suma importancia ambiental donde se consolidó un bosque natural y se dio vida a un proceso de agricultura urbana.
“En la parte del bosque habita un roble con más de 60 años de vida y muchas más especies arbóreas. En la otra zona está la huerta comunitaria, una maloca ancestral y un invernadero para la propagación de especies de hortalizas y plantas medicinales”, informó Rosas.
Los niños recorrieron las cinco estaciones del Ecoparque: lechuzas (banco de germoplasma de especies arbóreas nativas), serpiente sabanera (hábitat de esta especie), copetones (sitios de anidación), colibrí (jardines de polinizadores) y el aula viva agroecológica.
“En el aula viva, donde está la huerta, vamos a conocer también los diferentes procesos de compostaje de los residuos orgánicos con lombrices rojas californianas y el sistema de recolección de agua lluvia”, apuntó Rosas.
Matías Cantor, uno de los niños del grupo Real Team que vive en Puente Aranda, fue uno de los más activos y curiosos durante la actividad. La razón: es un gran apasionado por la naturaleza y por eso se la pasa leyendo e investigando sobre la flora y fauna colombiana.
“Lo que más me gustó de esta actividad con el Jardín Botánico fue que me permitió conocer otros niños y aprender que para hacer las cosas bien y mejorar el medio ambiente lo más importante es trabajar en equipo”.
Este pequeño ambientalista sueña el bosque urbano con muchas especies de árboles, tanto nativas como foráneas. “Eso aumentaría la diversidad de animales, incluso llegarían los zorros. El bosque es lo más importante que hay en el mundo; todos debemos cuidarlo”.
Para Yenny Rosas, esta actividad fue un diagnóstico participativo de la percepción de los niños del bosque urbano. “Ellos lo sueñan como un lugar de encuentro y de cuidado para otras especies. Todos aseguraron que quieren ver más árboles, aves y otras formas de vida”.
La profesional del JBB concluyó que los niños son una parte fundamental de los bosques urbanos. “Ellos son quienes usan el espacio y muchas de sus actividades las hacen acá. Por eso deben aportar todas sus ideas en el diseño de esta estrategia silvicultural”.