Crónica: Una plantación con varios niños ambientalistas de Suba

El parque vecinal Colina recibió 27 nuevos árboles y arbustos de especies como sietecueros, cedrillo, rama negra, cayeno, abutilón y fucsia.
Estudiantes del Colegio Bilingüe Hispanoamericano Conde Ansúrez fueron los encargados de reverdecer la zona en compañía del líder ambiental Greenman.
Estos pequeños guardianes de la naturaleza quieren seguir pintando de verde a Suba, una de las localidades más biodiversas de la capital.
No hace falta agudizar la mirada para evidenciar que el parque vecinal Colina, un sector residencial de la localidad de Suba ubicado al lado de un club canino, es cuidado y defendido por la comunidad.
Los habitantes de las casas coloniales de color amarillo y edificios de apartamentos que lo rodean no arrojan un solo papel o residuo en sus zonas verdes. Tampoco dejan que sus mascotas hagan sus necesidades allí.
“Este parque es nuestro pulmón verde y por eso llevamos décadas cuidándolo y queriéndolo. Los niños juegan tranquilos en los rodaderos y columpios y los adultos nos sentamos en las bancas a contemplar el paisaje natural”, dice una de las residentes.


Los urapanes, pinos, cauchos y cerezos antiguos lucen troncos sanos y sin ninguna señal de vandalismo. Cinco jardines en forma de círculo creados por la comunidad, se convirtieron en el hogar de las mariposas y las abejas.
“Somos una comunidad defensora de la biodiversidad. Cuando vemos que alguien intenta ensuciar el parque, salimos corriendo de nuestros hogares para evitar impactos a través de una charla amena”.
Esa explosión de los colores de la naturaleza fue lo primero que le llamó la atención a Luciana Pacheco, una niña de siete años que visitó el parque Colina en compañía de varios estudiantes del Colegio Bilingüe Hispanoamericano Conde Ansúrez.
“Es muy hermoso porque parece un bosque. Cuando llegué con mi hermano, inmediatamente abrazamos varios árboles grandes y luego recorrimos los jardines para ver a las mariposas alimentándose de las flores”.
La visita de Luciana y sus compañeros de colegio tenía un propósito especial: ayudarle al Jardín Botánico de Bogotá (JBB) a plantar 27 nuevos árboles y arbustos de especies como sietecueros, cedrillo, rama negra, cayeno, abutilón y fucsia.
“Estoy muy contenta porque siempre he querido plantar un árbol. Me gustó mucho un sietecueros: tiene pelitos en las hojas y me dijeron que da unas flores moradas muy lindas”, mencionó Luciana.


Plantación mancomunada
Brayan Corzo, ingeniero del JBB encargado del arbolado joven de la localidad de Suba, reunió en forma de círculo a los cerca de 20 estudiantes, docentes y padres de familia del Colegio Bilingüe Hispanoamericano Conde Ansúrez.
“Antes de reverdecer el parque vecinal Colina, un sector que hace parte del barrio Colina Campestre, quiero que conozcan cómo se gestó esta plantación: fue un trabajo mancomunado entre la entidad, la comunidad y el colegio”.
Según el ingeniero forestal, todo empezó cuando uno de los habitantes del sector se comunicó con el JBB para reportar la caída de un árbol ubicado al frente de su casa, específicamente en uno de los andenes que rodean el parque.
“El señor quería plantar un nuevo árbol, pero con nuestra asesoría técnica. Recorrimos el parque y evidenciamos que contaba con varias zonas aptas para plantar otros 26 árboles y arbustos”.
Mientras Corzo y la comunidad cuadraban los detalles para la futura plantación, Greenman, un líder ambiental que siempre anda en una bicicleta de color verde, le solicitó al JBB un taller de arbolado en el colegio Conde Ansúrez.
Daniel Escobar, profesional social de la Subdirección Técnica Operativa del Jardín Botánico, fue el encargado de dictar la charla en este plantel educativo de Suba ubicado en la carrera 67 con calle 173A.
“Hoy vamos materializar todo lo que aprendieron en el taller que recibieron en el colegio. Ustedes ya saben que para plantar en las zonas urbanas de la ciudad, lo primero que hacemos es abrir un hueco de un metro cúbico de profundidad”.
Corzo y Escobar les refrescaron un poco la memoria a los estudiantes. “Debemos retirar con cuidado la bolsa plástica que contiene el pan de tierra y aplicar un hidroretenedor en el hueco antes de introducir el árbol; al final pondremos un tutor de madera que le dará estabilidad”.
Luego, Alejandra Fonseca, docente de ciencias sociales y líder del proyecto ambiental Sincronízate, se dirigió a los futuros plantadores, estudiantes desde transición hasta grado 11, y a los padres de familia.
“Les agradezco mucho por asistir a esta hermosa plantación, una actividad donde vamos a dejar huella en el parque. Aunque ya están de vacaciones, venir demuestra que tienen un gran compromiso por cuidar la naturaleza”.
Guardianes del verde
Terminadas las intervenciones, los estudiantes, docentes, padres de familia y algunos vecinos de la zona se dividieron en varios grupos para ayudar a reverdecer al parque vecinal Colina. Cada uno estuvo acompañado por un operario del JBB.
Martha Yepes, una de las operarias más antiguas de la entidad, escogió a Luciana y Santiago, su hermano mayor. “Ellos fueron los primeros niños con los que hablé. Son divinos y se nota que aman la naturaleza”.
En uno de los sectores del parque, donde están ubicados los juegos para los niños, Martha y sus dos pequeños compañeros plantaron una rama negra. “Este es mi árbol”, dijo el niño de 13 años. “Lo voy a llamar Barcelona, porque me gusta ese equipo de fútbol”.


Al terminar, Luciana salió corriendo hacia la otra zona donde la esperaba un sietecueros de bajo porte. “Como es un árbol muy hermoso, otros niños del colegio querían plantarlo. Me paré a su lado para que no me lo quitaran”.
La pequeña de siete años no utilizó la pala ni los guantes: quería sentir la tierra negra en sus manos. “Mi sietecueros quedó hermoso y les voy decir a mis papás que lo visitemos para ver cómo crece. Es mi nuevo amigo”.
‘Roso el miedoso’ fue el nombre que escribió Luciana en el tutor de madera que le dará estabilidad al sietecueros durante los próximos dos años. “Es el apodo que le tenemos a un niño del colegio que es muy miedoso”.
Los 27 nuevos árboles y arbustos le dieron más color al parque Colina. Los estudiantes del colegio Conde Ansúrez se convirtieron en sus padrinos y esperan que crezcan altos, fuertes y hermosos.
“Cumplí el sueño de plantar un árbol en compañía de mi hermano. Estoy muy feliz porque para mí fue como recibir un regalo de Navidad adelantado; ojalá nos sigan invitando a estas actividades”, aseguró Luciana.
El ingeniero del JBB tiene la corazonada de que los nuevos individuos arbóreos y arbustivos del parque crecerán adecuadamente. “La comunidad cuida mucho las coberturas vegetales. Estoy seguro que nos van a ayudar mucho con su cuidado”.