Crónica – ¡Al rescate de una sequoia de 79 años en Chapinero!

Este árbol exótico de 18 metros de altura, ubicado en la calle 77 con Carrera Séptima, se ha visto afectado por insectos, hongos y otras plagas que tienen sus ramas marchitas y de una coloración carmelita.
El Jardín Botánico realiza un manejo integrado de plagas y enfermedades a este árbol patrimonial de la capital, un proceso que en este caso consiste en aspersión foliar, endoterapia y riego fertilizado.
En lo corrido de este año, la entidad le ha hecho tratamientos a más de 60 árboles patrimoniales y de interés público. Nueva crónica #BogotáReverdece.
Una imponente sequoia (Sequoia sempervirens), una especie exótica originaria de California (Estados Unidos), longeva y capaz de soportar fuertes vientos, ha sido testigo de la urbanización de una de las zonas más concurridas de la localidad de Chapinero.
Está ubicada en la calle 77 con Carrera Séptima y todo indica que está próxima a convertirse en un árbol octogenario. Su altura supera los 18 metros, su tronco mide aproximadamente 137 centímetros de diámetro y su copa está cercana a los 10 metros de diámetro.
Según las fichas de árboles patrimoniales del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), la llegada de esta sequoia al sector fue producto de una introducción por parte Ramón Cuellar, quien trajo semillas de esta especie de un viaje realizado a los Estados Unidos.

A su regreso al país, Cuellar plantó las semillas en el jardín de su casa y con el paso del tiempo se consolidó un árbol, el cual luego fue preservado por Jaime Acevedo Navas cuando se convirtió en el nuevo propietario del inmueble.
En 1979, el arquitecto Hernando Vargas Rubiano, mediante su empresa de arquitectura y construcción H. Vargas Rubiano e Hijos, levantó un edificio y lo bautizó como el árbol: Edificio Sequoia. “Se tiene precisado que la plantación de este exótico árbol fue realizada en 1943”.
Con el paso de los años, la exótica sequoia se convirtió en una insignia para la comunidad del sector y por eso fue catalogada como uno de los 152 árboles patrimoniales y de interés público que engalanan Bogotá.
Sin embargo, el verde de este emblemático árbol abuelo, protegido por una amplia barrera rectangular de ladrillos cubierta por plantas de jardín, ha palidecido en los últimos años por la presencia de plagas.
Varias de las hojas de sus frondosas ramas cuentan con un color atípico para la especie: un café oxidado que a simple vista parece que fue afectado por fuego. La entrada del Edificio Sequoia se cubre de esta coloración cuando los fuertes vientos hacen caer las hojas marchitas.


Ingresa a tratamiento
El Jardín Botánico de Bogotá (JBB), entidad encargada de velar por los más de 1,3 millones de árboles que hay en el espacio público de la ciudad, visitó a la antigua sequoia de la localidad de Chapinero para realizar varios tratamientos.
Marcela Albornoz, profesional del área de sanidad vegetal del JBB, y cinco operarios vestidos con uniformes verdes y un equipo de protección, llegaron al lugar en dos camionetas 4X4 con los platones llenos de tanques, baldes, máquinas aspersoras y mangueras.
Con el permiso de la administradora del edificio, los expertos comenzaron a inspeccionar el árbol. Albornoz recogió algunas de las hojas caídas y observó minuciosamente el estado del tronco y ramas.
“En los últimos años hemos evidenciado que este árbol patrimonial presenta un deterioro físico, manifestado en el marchitamiento de las partes apicales de sus ramas, es decir en las puntas”.
Según la bióloga, la coloración café y el aspecto marchito de las ramas y hojas son síntomas característicos de la acción de un insecto succionador. “El patrón que muestra el árbol puede ser causado por un vector insecto y posteriormente por la acción de bacterias u hongos”.
Albornoz decidió realizar un manejo integrado de plagas y enfermedades en la sequoia para fortalecerlo fisiológicamente, proceso que en este caso se basó en tres actividades: aspersión foliar, endoterapia y riego fertilizado. Los cinco operarios del JBB fueron los encargados de hacer estas acciones.
El primer paso fue la aspersión foliar, actividad que consiste en la aplicación de una mezcla líquida en la copa del árbol conformada por un fungicida-bactericida, un fertilizante a base de aminoácidos y un inductor de resistencia.
Los operarios cerraron la zona aledaña al árbol para evitar que la aspersión afectara a los transeúntes. Con una larga manguera conectada a una máquina aspersora, aplicaron la mezcla con olor a ajo durante más de 20 minutos.
Luego de la aspersión, los trabajadores del JBB rodearon el ancho troncho de la sequoia y comenzaron a hacerle huecos pequeños con un taladro, donde ubicaron unos tubos con unas bolsas blancas.
“Este proceso se llama endoterapia o inyección presurizada, una mezcla fitosanitaria con un insecticida que va directamente al xilema para luego ser traslocada en la totalidad del árbol. Tiene un inductor de resistencia que busca el fortalecimiento fisiológico del árbol y aumentar su tolerancia ante el ataque de enfermedades, plagas o virus”, aseguró Albornoz.
Por último, la sequoia recibió un riego fertilizado, una técnica que consiste en abrir varios huecos alrededor de su base para aplicarle una mezcla de color verdosa compuesta por un fungicida bactericida, humus (este le aporta materia orgánica) y fertilizante a base de aminoácidos.
Parte positivo
Aunque las ramas de la emblemática y antigua sequoia están afectadas, su interior se encuentra en buen estado. Así lo evidenció Albornoz en el momento de realizar la endoterapia.
“Cuando ingresamos el taladro en los troncos de los árboles podemos observar las condiciones internas del individuo . En el caso de la sequoia no encontramos tejidos muertos o material seco, por lo cual el parte de su estado interno es positivo”.
No es la primera vez que el JBB le realiza un manejo integral de plagas y enfermedades a esta sequoia. El año pasado recibió un tratamiento no tan completo como el más reciente, ya que sus condiciones no estaban tan deterioradas.


“Esperamos que el nuevo tratamiento, que fue por vía foliar (aspersión), radicular (riego) y xilemática (endoterapia), funcione. Realizamos monitoreos cada dos o tres meses para ver si mejora o se deteriora más y así definir nuevas acciones”.
La sequoia, es una especie originaria de California que puede alcanzar una altura de 100 metros y un diámetro en la base de más de 10 metros. Los individuos presentes en áreas donde fueron introducidos presentan tamaños menores.
En lo corrido de este año, el JBB le ha hecho tratamiento integral a 53 árboles patrimoniales y 10 de interés público en Bogotá, una medicina que busca su reverdecer al poner fin a las plagas y enfermedades que los afectan.
Los habitantes de la capital pueden hacer seguimiento al arbolado y comunicarse con el Jardín Botánico cuando observen una coloración atípica en el follaje o cuando se note la presencia de insectos en los árboles.
“Lo pueden hacer llamando al número 4377060, extensión 1045. De esta manera podemos diagnosticar y controlar oportunamente la presencia de plagas y enfermedades”.