Crónica: ¡Recorrido por los cerros ambientales de San Cristóbal con las guardianas del Parkway!
Cuatro mujeres de la Red de Cuidadores del Parkway, uno de los bosques urbanos de la ciudad, conocieron el proceso de recuperación y restauración ecológica que adelanta el Jardín Botánico en la Escuela de Logística del Ejército Nacional.
En este sitio de los cerros orientales en la localidad de San Cristóbal, la entidad ha plantado más de 16.200 árboles de 50 especies nativas.
Las guardianas del Parkway realizaron avistamientos de aves y recorrieron varios de los polígonos que fueron recuperados con nuevas coberturas vegetales.
A Consuelo Sánchez, Martha Castillo, Beatriz León y María Victoria Mogollón, habitantes de la localidad de Teusaquillo, las une un amor desbordado por los árboles, arbustos, jardines y fauna como las aves residentes y migratorias.
Estas mujeres llevan varios años de lucha por la biodiversidad que engalana sitios como el Parkway, un bosque urbano de 800 metros lineales donde habitan más de 400 individuos arbóreos, y los parques de esta zona del centro de la ciudad.
El pasado viernes 11 de octubre, estas guardianas de la naturaleza interrumpieron su rutina diaria de cuidado en las coberturas vegetales de los barrios La Soledad y Teusaquillo para conocer uno de los procesos de recuperación y restauración ecológica del sur de la ciudad.
A las nueve de la mañana llegaron a la Escuela de Logística del Ejército Nacional de la localidad de San Cristóbal, un sitio de los cerros orientales donde la polución del aire luce ausente y las aguas diáfanas y cristalinas del río Fucha zigzaguean con fuerza entre un denso bosque.
Allí las esperaban varios profesionales de las Subdirecciones Técnica Operativa, Educativa y Cultural y Científica del Jardín Botánico de Bogotá (JBB), entidad que desde 2022 recupera varios polígonos del batallón con la plantación de especies nativas del bosque alto andino.
“Estamos muy contentas con esta invitación del JBB, una entidad que nos ha brindado todo su apoyo y acompañamiento para seguir con nuestra tarea de conservación ambiental”, dijeron estas ciudadanas que hacen parte de la Red de Cuidadores del Parkway.
El objetivo de la visita era que recorrieran y observaran las zonas que han sido recuperadas y restauradas en la Escuela Logística desde hace más de dos años y pudieran avistar algunas de las aves que allí habitan.
Antes de sacar sus binoculares y cámaras fotográficas para observar y registrar las aves de los cerros orientales, Orlando Blandón, profesional social del JBB, les contó algo de la historia del lugar.
“Esta zona cuenta con uno de los castillos más antiguos de la ciudad y al lado del predio está Vitelma, la primera planta de tratamiento moderna del país que fue construída hace más de 80 años. La Escuela Logística se ha caracterizado por albergar en su mayoría mujeres del Ejército”.
El correr cristalino de las aguas del Fucha, un río que al ingresar a la zona urbana de la ciudad pierde su pureza al recibir toda clase de vertimientos y luego desemboca casi sin vida en el río Bogotá, sorprendió a las guardianas del Parkway.
“No habíamos tenido el privilegio de ver a este importante río de la ciudad totalmente limpio. Está rodeado por árboles de gran porte y es posible escuchar a la perfección el canto de las aves; es el momento de sacar la cámara”, dijo Consuelo.
Yenny Rosas, licenciada en biología de la Subdirección Educativa del JBB, les informó que el río Fucha nace en El Delirio, una reserva forestal del páramo de Cruz Verde, y que en la época prehispánica fue de suma importancia para las mujeres muiscas.
“Ellas parían a sus hijos en las aguas cristalinas de este río. Fucha es un término chibcha que significa piedra que da agua o la piedra que llora; sería muy bonito organizar un recorrido con ustedes en su nacimiento”.
Mientras caminaban por un sendero repleto de eucaliptos, pinos y arbolocos, camino que las conduciría a uno de los polígonos plantados con especies nativas, los oídos se les agudizaron al detectar el canto de varias reinitas y colibríes.
Plantaciones nativas
Luego de más de dos horas de caminar por la montaña, donde Consuelo, Martha, Beatriz y María Victoria hicieron varias paradas para fotografiar la flora y fauna presente, por fin llegaron a uno de los sitios que está siendo restaurado.
Francisco Salas, ingeniero agrónomo del Jardín Botánico encargado de la recuperación y restauración ecológica de la Escuela de Logística del Ejército Nacional, las esperaba con varios de sus operarios.
“En esta zona de los cerros orientales hemos plantado 16.293 árboles de más de 50 especies nativas, como roble, gaque, borrachero, arboloco, garrocho, mano de oso, tomatillo y arrayán. La mayoría ha sobrevivido a las fuertes sequías y crecen fuertes y vigorosos”.
En este polígono, el ingeniero del JBB tenía proyectado plantar 700 árboles nativos. El ideal era que las mujeres de la Red de Cuidadores del Parkway participaran en esta actividad y apadrinaran algunos de los individuos arbóreos.
“Hace dos meses hicimos el ahoyado en la zona, es decir abrir los huecos para introducir los árboles. Sin embargo, no contamos con que el polígono se iba a recuperar por sí solo de una forma natural”.
El área a plantar lucía como un denso bosque en crecimiento de lupinos, arbolocos, trompetos y dalias. “Por razones obvias tuvimos que replantear esta actividad. Vamos a dejar que estas especies se consoliden y solo vamos a plantar cerca de 10 nuevos árboles”, apuntó el ingeniero.
Los rostros de Consuelo, Martha, Beatriz y María Victoria solo expresaban sorpresa y admiración al ver esta restauración natural. “No habíamos visto tantos lupinos en una misma zona. La naturaleza no nos deja de sorprender con su belleza”.
Sin embargo, las guardianas del Parkway no se fueron de los cerros orientales de San Cristóbal sin plantar. Salas les dio un amarrabollo con más de un metro de altura, un tesoro nativo que sería apadrinado por las mujeres.
Los operarios del JBB ya estaban listos para abrir el hueco. Pero Beatriz León, una mujer que ha reverdecido el parque Teusaquillo, rechazó la ayuda. “A mí me gusta participar en todo el proceso de plantación. Pásenme un palín y yo misma abriré el hueco”.
Debido a la presencia de varias piedras de gran tamaño en el suelo del polígono, Beatriz sudó la gota gorda. “Les agradezco que quieran ayudarme, pero lo haré sola. Solo les pido que me traigan agua porque la tarea no será fácil”.
Luego de aproximadamente 20 minutos de arduo trabajo, el hueco quedó listo. “Martha, llegó su hora. Ya hice el trabajo difícil y ahora usted tiene que plantar este hermoso amarrabollo que voy a visitar en unos meses”, le indicó la aguerrida mujer.
El recorrido por los cerros orientales de San Cristóbal terminó en una zona que tiene un significado muy especial para estas mujeres amantes de la naturaleza. Es el nuevo hogar de nueve árboles que fueron trasladados desde el Parkway.
“Siete cerezos y dos jazmines del Cabo se propagaron de forma natural en uno de los jardines del Parkway y algunos superan los tres metros de altura. El JBB nos propuso trasladarlos a esta parte de los cerros para que sigan creciendo hermosos”, aseguró Consuelo.
Las mujeres de la Red de Cuidadores se tomaron fotografías con los nueve árboles para inmortalizar el momento. “Estos cerezos y jazmines del Cabo son un regalo del Parkway a los cerros orientales. En esta reserva van a continuar prestando muchos servicios ecosistémicos”.